Sr. Director:
De todos es conocido y sufrido la plaga de arañas que han invadido las arcas estatales. Ante tan calamitosa situación nuestras autoridades, las mismas que han abierto las puertas a los arácnidos, no dejan de cavilar la forma de obtener fondos a costa de los ya escuálidos y muy exprimidos bolsillos de los contribuyentes.

 

La última ocurrencia,  por ahora sólo eso, ha sido lanzar a la opinión pública que está en fase de estudio implantar un impuesto por la utilización de las carreteras. Argumentan este tributo en el principio de que quien utiliza causa un deterioro y por tanto lo tiene que pagar. Esto no es más que una monumental falacia, pues desde el primer momento en que se compra un vehículo ya se está pagando el impuesto de matriculación. Todos los años se paga el impuesto de circulación, que como su nombre indica, es por circular.

Hablando de impuestos, los carburantes gozan de una tributación muy particular, pues más del 60% del precio son impuestos especiales; dedicados, entre otras cosas, a construcción y mantenimiento de carreteras. Llegados a este punto no pretenderán mantener el impuesto especial de carburantes y el nuevo impuesto ahora ideado; de ser así se le podría denominar el impuesto SM (Sierra Morena).

Atendiendo al principio el que usa paga me asaltan varias preguntas: Si no tengo hijos ¿Por qué he de pagar la educación de los cinco hijos de mi vecino? y ¿por qué he de contribuir a la instalación y mantenimiento de los columpios del parque? Si no soy aficionado al cine español,  ¿por qué mis dineros han de subvencionar las películas que ven una minoría de españoles?

Y así podría seguir enumerando preguntas hasta la saciedad, mas por no  abusar de la paciencia del sufrido lector  terminaré preguntándome: ¿Cuánto faltará para que nos cobren por respirar?

Manuel Villena Lázaro