Sr. Director:
El cierre de las exportaciones rusas de cereal ha puesto a los mercados internacionales al acecho y ha subido automáticamente los precios y cotizaciones del trigo en los mercados de futuros.

 

El temor a una nueva crisis alimentaria como la de 2008 es inevitable. Entonces, los especuladores no perdieron el tiempo y cabe pensar que tampoco ahora lo harán, poniendo en peligro el alimento de la población, aunque las administraciones aseguran que las reservas están altas y que no hay nada que justifique el miedo.

Ahora más que nunca, se hacen vitales las peticiones del sector de mantener unos mecanismos de gestión y de regulación de los mercados que eviten su peligrosa volatilidad y que garanticen la seguridad alimentaria y el correcto abastecimiento alimentario. Además, se hace absolutamente necesaria una regulación específica para los mercados de futuros de productos básicos.

Lo que parece increíble es que una decisión de un sólo país pueda afectar de un modo tan grave a todo un planeta. En España, las repercusiones se prevén menores, pero cualquier mínimo incremento en las materias primas, y por tanto en los piensos, ponen al sector ganadero de nuestro país en el último aprieto.

¡Qué manía tan necia la de nuestros animales, tener que comer todos los días y más de una vez!

Domingo Martínez Madrid