La patética ceremonia de la noche de viernes en Moncloa supera todas las estafas y todos los ridículos anteriores de Mr Bean. La única apuesta de Zapatero consiste en esperar a que 2011 se cree empleo y convocar elecciones. El presidente de la CEOE vuelve a ser Díaz Ferraz: apoya al Ejecutivo a cambio de que salve su negocio

El presidente Rodríguez Zapatero no entiende que la gente no se conforme con proyectos y reclame mejoras, o que no se conforme con subvenciones y aspire a trabajar. Su esquema mental responde a aquella pintada que apareció en Perú en plena campaña electoral: No queremos realidades, queremos promesas.

Casi 30 meses después de la crisis, a Zapatero no se le ocurre otra cosa que potenciar un contrato laboral con indemnización pactada de antemano. Es decir, un contrato ya existente. No hay nada parecido a una reforma laboral en su planteamiento, pero necesitaba una foto.  Simplemente, el viernes pasado, en Moncloa, se montó una farsa, de la mano de empresarios y sindicatos, para mantenerse en el poder a cualquier precio. Como aseguró un periodista, en dos años a ZP no le ha dado tiempo a hacer más que un guión.

Pasemos página: el presidente de la patronal CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, que vuelve a ser Díaz-Ferraz, se comporta según el modelo del oligopolio informativo, el modelo de los Señores de la Prensa en general y del imperio Polanco en particular. Sus multimedia se han forjado en tiempo record a costa de deuda bancaria. Prisa debe 5.000 millones de euros, Vocento no debe pero deberá en breve, porque acumula pérdidas, el grupo zapatista de la Sexta-Mediapro debe 2.500 millones de euros, y eso que acaba de nacer. Unedisa (El Mundo, Expansión y Marca) debe más de 1.500 millones de euros y tampoco piensa pagar.

Pues bien, no se preocupen que no quebrarán: a cambio de su apoyo, o al menos del respeto de sus críticos, el Gobierno presionará a los bancos acreedores para que la deuda de los editores se convierta en deuda perpetua, a costa de refinanciaciones sin fin. En plata, que no pagarán y seguirán ejerciendo su poder con la misma chulería que antes. Y, si eso no bastará, se hace lo que se está haciendo: se les otorga un oligopolio televisivo y se lamina a la competencia. Y si eso no es suficiente, pues el Gobierno les regala la publicidad de la televisión pública y crea un nuevo impuesto para las telecos. En pocas palabras: Zapatero se mantiene en el poder gracias a un control total de la televisión que editores y empresarios se cobran mediante la condonación de sus gigantescas deudas, unas deudas impagables, gracias a los buenos oficios del crédito oficial y del privado, presionado por la oficialidad.

Lo mismo ocurre con Díaz Ferrán, cuyo imperio turístico, Marsans, está quebrado, pero, de repente, miren por dónde, el gran acreedor nacional, el Banco Santander, acaba de virar 180 grados y asegura que no se puede dejar caer a Marsans.

Todo esto termina en que el viernes 5 el señor Díaz Ferrán salió de Moncloa asegurando que las propuestas del presidente Zapatero para una reforma laboral eran dignas de ser tenidas en consideración. Es decir, que el jefe de los empresarios, a cambio de salvar su negocio renuncia las aspiraciones de sus representados: reducción de impuestos laborales y abaratamiento del despido o mejor, despido libre.

En primer lugar, insistir en que nadie sabe en qué consiste esas propuestas pero lo más importante es que los periodistas salían el viernes de Moncloa bramando por la tomadura de pelo a la que habían sido sometidos. En 30 meses de crisis comenzó la crisis y a ZP no se le ha ocurrido nada. Su único objetivo es permanecer en el cargo. En 2010, probablemente segundo semestre, España saldrá de la recesión. En 2011 comenzará a crearse empleo, aunque sólo sea por el empuje europeo: las elecciones serán en 2012. Se trata de aguantar hasta entonces. De que todos aguantemos, claro.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com