Sr. Director:

Se aprueba una ley que prohíbe fumar en establecimientos cerrados, porque perjudica la salud. Pero no se hace nada para evitar los abortos, estamos en una sociedad pasiva y cómplice, por su silencio y por la falta de denuncias a la mayor barbarie asesina. Cómo se puede llegar a perder tanta sensibilidad, cuando se toman decisiones y ocurren hechos tan escalofriantes como los que han saltado estos días con las cifras a que asciende el número de abortos practicados en España, nada menos que más de 84.000 durante el 2004. A quién no le sacude la conciencia las cifras estas. La Ministra de Sanidad mientras tanto sigue ofreciendo como única solución al problema el fomento del anticonceptivo y la educación sexual: nada de ayudas a las embarazadas, nada de difundir posibles alternativas al aborto. La Ministra antepone su tesis ideológica ya fracasada a la salud de miles de mujeres empujadas a abortar.

Este modo de proceder engendra una cultura de la muerte a la que se llega de manera irremediable a medida que los seres humanos nos esforzamos por ocultar las diferencias que existe entre nosotros y las cosas. Ocultando los sufrimientos que padecen las mujeres que han pasado por abortar, como altos niveles de ansiedad hasta realizar esfuerzos para evitar pensar en la decisión tomada, creándose el sentimiento de culpabilidad y vergüenza, efectos que jamás olvidan y, esto lo digo después de haber escuchado testimonios de chicas que han pasado por el aborto.

Elena Baeza Villena

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