Jamás en la historia se habían publicado tantos manuales sobre liderazgo, tanto económico como político, y jamás habíamos contado con un elenco de líderes políticos mundiales tan vacuos, lideres sin esqueleto.

Un misil, y según los expertos un misil sofisticado, ha derribado un avión de pasajeros de Malasia Airlines sobre el cielo ucraniano, en concreto sobre el sector donde se libran escaramuzas entre el ejército ucraniano y los separatistas pro-rusos. 

Kiev dice que han sido los milicianos armados por Moscú y Putin apunta -aunque no acusa directamente, lo cual es significativo- hacia Kiev.

Ahora no me importa quién es el autor -que habrá que investigar, desde luego- sino la reacción de los líderes políticos concernidos, que se diría son todos. Porque ante una tragedia de esta magnitud, la reacción de un verdadero líder consistiría en volverse contra los suyos, no contra los otros. Putin debería estar empeñado en buscar al culpable entre los suyos, para lavar el buen nombre de su gente, de aquéllos en los que asienta su cargo. Y lo mismo el presidente ucraniano, y lo mismo Barack Obama. Líder es aquel que expulsa a aquellos de sus seguidores que se convierten en bestias y también a los que -si ha sido un error, lo que resulta difícilmente creíble- provocan efectos colaterales donde mueren casi 300 personas. Esto es casi la décima parte del atentado contra las torres gemelas y más de los asesinados en Madrid durante el 11-M.

Por contra, los líderes mundiales nos ofrecen el espectáculo dantesco del ¡Y tú más! Humillante para las víctimas y sus propios, en el momento de llorar a sus muertos.

Hemos pasado de la era de las conspiraciones a la era del consenso, que es mucho peor. En la época de las conspiraciones un líder aplicaba sus principios -buenos o menos buenos, cristianos o diabólicos- y trataba de conseguir el apoyo de sus seguidores a esos principios. Trataban, en suma de convencer, no de vencer. Los líderes políticos del mundo actual, líderes sin esqueleto, líderes de gelatina, se conforman con hacer sociología política: ¿Qué piensan los míos -mejor, qué sienten- y cómo les apoyo para no perder... su apoyo O dicho de otra manera. ¿Cuál es el consenso actual, siempre variable ¿Qué es lo políticamente correcto y lo que me puede proporcionar más votos para mantenerme en el cargo Pues allá voy.

Lideres sin convicciones, líderes sin esqueleto, incapaces de enfrentarse a los suyos y, en especial, al lado oscuro de los suyos, líderes incapaces de reconocer un error. Liderazgo de gelatina. Como el de Obama, como el de Putin, como el de Merkel. (Todos em la imagen).

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com