Justo cuado arrecia la campaña de El País contra la Asociación de Víctimas del Aborto (AVA), en la sede de esta asociación que trata de ayudar a las mujeres que han abortado, la mayoría de las cuales quedan psicológicamente dañadas después de matar a su hijo, se han empezado a recibir amenazas de muerte.

No es la primera vez que asociaciones en defensa de la vida reciben amenazas, sobre todo vía telefónica especialmente cuando los medios de comunicación progresistas arremeten contra estas asociaciones. En cualquier caso, la violencia, por ahora sólo verbal, contra estas asociaciones supone un paso más en la estrategia de la cultura o mercado de la muerte: ya no es que el aborto sea un mal necesario, es que es algo bueno, que debe ser promocionado. Por eso, los defensores de la vida deben ser amenazados y neutralizados.