Si se cogen las últimas cifras de OJD se puede llegar a conclusiones de lo más interesantes. Hablamos de los diez primeros meses del año en curso, y las principales conclusiones son éstas: en Madrid, donde se reparte el 40% de toda la prensa gratuita española, los periódicos de pago han caído un 12,2% en sus ventas, un verdadero mazazo.

A medida que reparamos en provincias donde los gratuitos están menos introducidos, comprobamos que la prensa de pago aguanta mejor. Empezando por el principio, en aquellas provincias, cada vez menos, donde no hay prensa de pago, los rotativos tradicionales han aguantado el tirón: descienden, pero sólo un 4%, lo que se puede atribuir a la TV, la radio o Internet, pero no al nuevo competidor.

En quince provincias donde sólo se reparte un 7,6% de los gratuitos, los gratuitos sólo pierden un 4,4%. En las ocho provincias donde se concentra más del 90% del reparto de medios sin coste, la prensa de pago cae por encima del 8%

Las cifras no dejan lugar a dudas: la prensa gratuita no influye, pero ofrece una información de servicios que, combinada con los titulares de TV, un amplísimo espectro de la población considera más que suficiente para estar informado. La prensa gratuita incluso no pude permitirse el lujo de tener otro ideario que lo políticamente correcto de ahí su mensaje de progresía simplona- pero está poniendo contra las cuerdas a los grandes editores, que han decidido unirse a ello, ante un panorama cada vez más desolador. Es más. Como instrumento publicitario, muchos especialistas consideran a la prensa gratuita mucho mejor instrumento que la los rotativos tradicionales.

En definitiva, en cuanto a influencia, los diarios de pago compiten con los diarios digitales, en el mercado, compiten con los gratuitos, un fenómeno que no ha hecho más que empezar. A poco que eleven su bajísima calidad, el 12% de pérdida de ventas en Madrid puede multiplicarse.