Eduardo Zaplana es partidario de la dureza. No nos engañemos, en el Partido Popular se niegan a cerrar la Comisión del 11-M porque no son pocos los convencidos de que no sólo el 11-M se gestó en Marruecos, sino que la inteligencia francesa sabía más de lo que manifestó.

En la calle Génova ha sentado especialmente mal lo que consideran entreguismo de Zapatero a una Francia a la que consideran en parte responsable de su derrota electoral y de la pérdida de prestigio de España en el concierto internacional. La intervención de Zapatero ante la Asamblea Nacional francesa es algo que el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, no acaba de tragar. Además, Rajoy no está dispuesto a firmar un documento que, en el fondo, establece una relación entre la política de Aznar ante Iraq y la masacre del 11-M.

Por tanto, Zaplana y Acebes aconsejan a Rajoy que rompa la baraja, tal y como ha amenazado con hacer Convergencia en Cataluña. Ruptura que conllevaría la oposición del PP a la reforma constitucional y de los estatutos. Sin embargo, Rajoy siempre ha creído más en el pacto que en la confrontación.