El diputado socialita Álvaro Cuesta, secretario de Política Municipal del PSOE, es uno de los más afamados comecuras del partido en el Gobierno. Al final, se ha salido con la suya. Ha presentado una enmienda a los Presupuestos Generales del Estado para 2006 en los que propone que ese mismo año se termine con el actual régimen financiador de la Iglesia, el famoso 0,5% del IRPF que los españoles pueden destinar o bien a financiar a la Iglesia o a otros fines sociales, especialmente ONG, dinero éste último que reparte del Gobierno.

La verdad es que el 0,5% es la única libertad, aunque mínima, que tienen los españoles para elegir a qué se van a destinar sus fondos.

Por eso, y porque otra parte va a parar a fines sociales que administra el Gobierno, Cuesta no quiere acabar con el sistema. Lo que quiere es colocar a la Iglesia contra las cuerdas. Así, hace especial hincapié en la supresión de la parte esta sí, subvención pública- que le Estado paga a la Iglesia si los ciudadanos no han aportado lo suficiente para su sostenimiento. Ahora bien, como afirman los obispos, no habría subvención si ese 0,5% se amplia hasta el 0,8%, con lo que saldrían favorecidas todas las organizaciones sociales que se benefician de ese dinero y el ciudadano podría decidir sobre tres décimas más en sus impuestos.

Álvaro Cuesta ha declarado a Hispanidad que lo importante es terminar con la prórroga automática. Y cuando se le pregunta si estaría dispuesto a negociar con la Iglesia el paso del 0,5 al 0,8%, Cuesta responde. Todo es negociable, pero preferiríamos la autofinanciación.