El problema del Magreb es que fue un mundo romano, cristiano, masacrado por el Islam que se impuso, como siempre, por la fuerza.

Es decir, que una sociedad cristiana y occidental como era el norte de África, el granero de Roma, fue islamizada y, desde entonces, hace 1.200 años, aún detesta el traje que le han impuesto.

Egipto, Argelia y Túnez viven altercados, mientras Marruecos puede estallar en cualquier momento por el norte -bereberes- o por el sur -polisarios-. En Libia, el estrafalario dictador beduino Gadafi envejece y los tejados de Trípoli están adornados con antenas de televisión que traen a Occidente hasta los hogares. Lo peor de Occidente ciertamente, pero Además, es difícil islamizar a un beduino

En definitiva, los magrebíes se están rebelando por la causa próxima de la crisis económica pero también por su propia identidad perdida. No, no es que todos sean píos cristianos, ni mucho menos, pero su cosmovisión poco tiene que ver con la ley islámica, a la que se acomodan con mayor rapidez árabes o los habitantes del Creciente Fértil.

Por tanto, mucho me temo que esto no haya hecho más que empezar. Lo del Magreb no es más que la recristianización pendiente.

Eulogio López

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