Decíamos en Hispanidad que Begoña Gómez no existe: es un holograma. Presiones a periodistas y a empresas para que su nombre desaparezca de páginas y pantallas. Para Moncloa, la prensa independiente de Internet se ha convertido en el enemigo a batir, mientras el Santander arrastra los pies en el nombramiento como consejero del Grupo de Carlos Barrabés.

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Pues bien, a pesar de esos intentos de Moncloa de frenar la oleada de noticias en torno a la figura de la esposa del presidente, las informaciones se suceden y llegan, a veces, desde lugares y personas inesperados. Por ejemplo, de Rafael Amargo. El bailaor salió de prisión y contestó a preguntas de los periodistas sobre la petición para él de nueve años por parte de la Fiscalía. Estaba el artista con ganas de hablar y durante su intervención apuntó directamente en sus críticas al Gobierno de Pedro Sánchez y, atención, a su entorno más cercano:

La de Rafael Amargo nos recuerda a la entrevista que concedió a Eda TV, madame Lili Cristal, encargada de Castellana 180, la joya de la corona de los locales de Sabiniano Gómez, y en la que afirmó: "Ella (Begoña Gómez) llevaba la contalidad de todos los locales (...). Sí la vi tres o cuatro veces allí".

No es la primera vez que el suegro de Sánchez está en el punto de mira. Ya en 2020, el comisario Villarejo declaraba que Sabiniano Gómez facilitó sus saunas gay para el 'trabajo' de dicho comisario. Según contaba entonces ‘El Gordo’, mano derecha de Villarejo, para este operativo se contactó con el dueño de las saunas, el suegro de Pedro Sánchez, quien les dio el visto bueno. Los policías colocaron cámaras y micros.

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Y, mientras todo esto sucede, el círculo se cierra sobre Begoña Gómez.

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