Irán ha lanzado más de 200 drones y misiles balísticos contra territorio israelí, algo nunca visto hasta ahora. Durante la pasada madrugada del sábado al domingo, han sido horas de ataques no humano donde las defensas israelíes han interceptado, según su ejército, el 99% de los drones o misiles lanzados por Irán contra territorio hebreo. Irán ha utilizado a Líbano, Iraq y Yemen para atacar a los hebreos, es directamente o con material utilizado por su aliados aunque facilitado por Teherán. 

Incluso los ayatolás se han permitido la provocación de lanzar aparatos letales contra Eliat, la capital del sur de Israel, por donde los judíos tienen su salida al Mar Rojo, y el desierto del Negueb, Y eso resulta especialmente delicado por cuanto, aunque no reconocido oficialmente, allí se en cuenta la central nuclear de Dimona, donde se gestiona el uranio enriquecido para l tampoco reconocida arsenal nuclear israelí. Y ya lo saben: Israel, que nunca ha reconocido contra con armas nucleares, está dispuesto a emplear la fuerza nuclear si "el tercer templo" está en peligro, es decir si el Estado de Israel estuviera en peligro de ser aniquilado.

Estados Unidos y Reino Unido apoyan a Israel repeliendo drones y misiles lanzados por Irán, mientras los ayatolás se han atrevido a atacar el potencial nuclear del Negueb y amenazan a Israel, si se atreve a responder, con una "bofetada mayor"

En teoría ha sido un ataque, sin más, con Teherán anunciando la baladronada de que si Israel se parece a responder, la segunda bofetada será mayor.

De los políticos españoles poco que decir. Menos malo Feijóo, quien ha condenado el ataque, mientras Sánchez asegura que sigue con preocupación los acontecimientos. Y Europa lo mismo: Ursula Von der Leyen ha pedido contención a las partes, tras, al menos, condenar al ataque iraní... aunque no condenó el ataque al consulado iraní en Siria.

Los iraníes han lanzado misiles no tripulados contra la zona de Eliat y el Negueb, donde se encuentra la central nuclear de Dimona y la base militar de Nabatim

Estados Unidos y Reino Unido han apoyado directamente a Israel repeliendo drones y misiles lanzados por Irán, mientras los ayatolás se han atrevido a atacar el potencial nuclear del Néguev y amenazan a Israel, si se atreve a responder, con una "bofetada mayor". Este es el peligro, que entremos en una espiral homicida en la que cada uno de los dos bandos se apreste a destruir totalmente al otro. Netanyahu ya ha respondido con su habitual ojo por ojo y diente por diente: "a quien nos haga daño, le haremos daño", ha repetido.

Lo más relevante: esta no es nuestra guerra... pero no podemos olvidar que la guerra ya ha comenzado. Y puede acabar en guerra global, convertirse en la espoleta, incluso más que Ucrania, de la única batalla que subyace en nuestra época: no la de Occidente contra Oriente, ni la del Occidente contra el Islam, sino la de la Iglesia de Cristo contra el Anticristo Esa sí sería guerra mundial.

De los políticos españoles poco que decir. Menos malo Feijóo, quien ha condenado el ataque, mientras Sánchez asegura que sigue con mucha preocupación los acontecimientos pero sin tomar partido, no se vaya a ofender Hamás

Y si quieren concretar esa globalidad bélica, no tienen más que sumar la guerra de Israel con la de Ucrania, unida a la tercera variable, igualmente peligrosa: que China, la cuarta variable, aproveche la situación para tomar Taiwan y arrinconar a Filipinas, convirtiéndose en la tiranía de toda Asia, el continente más poblado. Los comunistas chinos saben que están ante su gran oportunidad de convertirse en la primera potencia mundial. Tiene el apoyo de los Brics (Brasil, Rusia, India, la propia China y Sudáfrica) más todo la Hispanoamérica, antaño cristiana y hoy bolivariana.

Junto a Ucrania, Israel y el pacífico, sitúen la cuarta y más importante variable de este escenario bélico, el más importante de todos: la propia degeneración de la civilización cristiana occidental, en guerra consigo misma o, si lo prefieren, en permanente peligro de suicidio colectivo, por su abandono de Cristo... como creo haber dicho antes.