Sr. Director:
Hace unos días el señor Zapatero, en referencia a la visita del Papa, ha cargado contra el PP diciendo «¿Qué quiere Rajoy, qué quiere Durán, que hagamos las leyes que quiere el Papa?» se harán las leyes que quiere el Parlamento», porque  «la mayoría quiere ser libre y que nadie les imponga una moral, ya lo hicieron durante décadas».

 

Esto me recuerda a Samaniego y su fábula de los cangrejos que, reunidos en asamblea, acordaron enseñar a sus hijos a andar hacia delante, como los demás animales. No lo consiguieron, mas no porque veían a sus madres andar hacia atrás, como termina la fábula; andan hacia atrás porque es su ser natural.

Así, el hombre no puede estar sujeto a lo que le mande la mayoría en cuestiones referentes a su naturaleza. Quien nace hombre o mujer lo es hasta su muerte, diga lo que diga el BOE. El ser humano tiene derecho a la vida desde que es engendrado hasta su muerte natural, aunque diga lo contrario el BOE. El matrimonio es exclusivo de un hombre con una mujer, que se casan por el rito católico, o el civil, o el del desierto, por más que el BOE diga otra cosa, y los hijos habidos del matrimonio son, hasta su mayoría de edad, de la absoluta responsabilidad de sus padres, por más que el BOE diga la EpC o cosas semejantes. Y es que, como ha dicho monseñor Cañizares sobre las palabras del Papa, confundirlo con injerencias extrañas es confundirlo todo, pero, lo que es peor, es pretender caminar de espaldas a la luz y camino del vacío.

Amparo Tos Boix