El cineasta Pedró Almodóvar se ha convertido en una estrella política. Tras hacerse eco del rumor según el cual el Partido Popular preparaba un golpe de Estado, su película "La mala educación" (ya conocida en España como "La mala educación de Almodóvar") se ha visto afianzada por una campaña de publicidad omnipresente, que, incluso, nos informa del número de espectadores que acudieron a verla el primer fin de semana de estreno. La verdad es que, como empresario, Almodóvar es un as. Por ejemplo, ha conseguido que le patrocine la televisión pública española bajo el periodo Aznar, a pesar de su opción por la izquierda política. Pero lo que es menos sabido es que también la ha patrocinado el constructor francés Bouyghes, principal soporte financiero de la derecha francesa y exponente del capitalismo más conservador de aquel país. Y, ya puestos, Almodóvar no desaprovecha las oportunidades fiscales de países como Holanda para convertirlas en sedes de las empresas que gestionan los derechos de sus películas.