CCOO y UGT se especializan en insultar a los periodistas. Los piquetes han dado palizas a repartidores y atacado autobuses escolares. La herencia de Leguina y Gallardón: Telemadrid sin emisión. Por contra, los medios pro-ZP, como CNN o RTVE, emitieron sin problemas. CCOO y UGT se olvidaron de parar Internet. Las dos centrales se echan a los españoles encima

En la Gran Vía madrileña los piquetes se dedicaban a amenazar a los comerciantes y a fotografiar a los automovilistas que se atrevían a circular, todo ello con la chulería propia del matón. Lo cierto es que, tras las horas clave de la huelga, de 6 a 9 de la mañana, el asunto ya les empezaba a oler a fracaso a Cándido Méndez y Fernández Toxo.

Era un fracaso intuido. Por eso, Cándido Méndez y Fernández Toxo han lanzado a su gente al matonismo: palizas a repartidores, ataques a autobuses escolares, atentados contra pequeños comercios y rotura de cristales a los taxistas con agresiones físicas incluidas, mientras las cúpulas sindicales hablaban de violencia policial.

Precisamente, el matonismo sindical de CCOO y UGT ha sido posible gracias a la permisividad policial dirigida por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba (si le das la espalda, te la clava), lo que llegó a provocar, por ejemplo, un cruce de acusaciones entre el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón y el susodicho Rubalcaba por la falta de protección policial en las cocheras de autobuses públicos.

También resulta muy representativo lo ocurrido en las televisiones. Además de la andaluza, la única televisión que simplemente dejó de emitir fue Telemadrid. En la huelga general de 1988 contra Felipe González, se apagó RTVE pero esa vez no, esta vez la TV pública funcionó a las mil maravillas, al igual que el resto de canales pro-zapatistas como CNN . Sólo falló la televisión que controla el Gobierno popular de Madrid, como herencia de la ultra-sindicalización forjada allí por Joaquín Leguina -hoy crítico con el PSOE- y Gallardón, partidario de que CCOO y UGT controlaran la emisora e hicieran un información pro-PSOE con tal de que él, que no su partido, quedará bien.

Por lo demás, los piquetes la emprendieron con los periodistas que cubrían las informaciones, con insultos y amenazas.

Como recuerdo en nuestras páginas de opinión, ha sido una huelga pactada, forzada y fracasada. El tiempo de las dos centrales mayoritarias toca a su fin lo que les ha llevado al matonismo. Ya no representan a nadie y cuanto antes lleguen sus sustitutos, mejor que mejor. Cándido Méndez y Fernández Toxo, se han echado encima a los españoles.

Y han cometido un gran fallo: se olvidaron de Internet. Ahora han descubierto que no se puede parar un país sin parar la Red. De hecho, puede hablarse de dos huelgas: la narrada por los medios informativos tradicionales -radio y TV-, y la contraria, contada a través de Internet, no sólo por los medios electrónicos sino también por el universo del blog, el llamado periodismo ciudadano. Y los sindicatos no han sabido o no han podido pararlo.

¿Y ahora qué? Pues posiblemente nada. La reforma laboral ya se aplica y, aunque es pronto para el balance los primeros datos indican que no creará ni un empleo. Y vienen las pensiones.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com