El CIS presentado el lunes ha conseguido lo que nadie esperaba: que ni Moncloa se crea su barómetro electoral. Hay que reconocer que José Félix Tezanos, a su 79 años, es un visionario.

La situación política es esta: a Sánchez, ahora llamado 'El viudo', porque pretende que no le afecten los escándalo de corrupción todos presuntos, que afectan a su esposa, le preocupan las encuestas, porque todas ellas, excepto el CIS, claro está, dicen lo mismo: sube el PP y, sobre todo, Vox y entre ambos suman mayoría absoluta. Mientras, los comunistas de Podemos y Sumar continúan bajo mínimos y la izquierda socialista se alimenta de los votos que pierde la izquierda comunista... y poco más. Lo del Sánchez moderado y estadista ya no cuela.

En resumen: El PP tiene miedo del 'sorpasso' de Vox pero, lo más curioso es que el PSOE también teme ese 'sorpasso', sobre todo en el voto juvenil, que ya no cree en los políticos tradicionales, llámense Sánche o Feijóo. 

Pero los ancianos siguen votando a PSOE y PP, y los viejos son muchos. Cierto, pero la ancianidad tiene tres riesgos: uno, la muerte, el otro la senilidad, el tercero, cierto hartazgo de todo, un fenómeno nuevo en la tercera edad, más que por razones tecnológicas que políticas. Muchos ancianos abdican de su participación pública porque no entienden un mundo donde el hombre está al servicio de la máquina. La brecha tecnológica les ha pillado al otro lado del foso, donde nada es posible salvo ir tirando.

¿Y Vox? Pues también resulta curioso lo que le está ocurriendo: de programas y propuestas anda más flojo que nunca pero no deja de subir. Su mayor problema, ahora mismo es que su líder, Santiago Abascal, el hombre al que la gente cree noble y sincero no quiere llegar a La Moncloa y así, se ha convertido en una rémora para su propia formación. Por otra parte, independientemente de los principios de cada cual, el hecho es que Sánchez, no es creíble. Feijóo no es creíble, Yolanda e Iglesias son increíbles... pero Abascal sí lo es.

Ahora bien, Abascal tiene un problema: no quiere ser presidente del Gobierno, se conforma con dirigir un partido de 50 diputados, un partido bisagra. Y así, hemos pasado de un Vox en el que Abascal era imprescindible a un Vox en el que Abascal se ha convertido en una rémora, para su llegada a La Moncloa. Bueno él, y las escasas personas en las que ha depositado su confianza... y que no se la merecen.