En el caminar de esta vida,
que transcurre en años inciertos;
unos días serán felices y alegres
y otros de lloros y lamentos.
Y los que van a ser, no sabemos.
 
Y yo a mi Dios agradezco,
que mi palabra sea fiel reflejo
de mi alma inquebrantable.
Y aunque el día en noche se convierta,
su luz en mí, permanezca inalterable.
 
Y lo que hoy digo, para mañana vale,
a pesar de mis miserias, a pesar de los pesares.
Y si lo que hoy digo, no vale mañana,
no soy dueño de mi destino:
no soy capitán de mi alma.