Dos gallinas cluecas,
una cumbre celebran.
Una, abierta al diálogo
la otra, exige independencia.
¡De qué pueden cloquear
las dos gallinas cluecas,
teniendo ambas posturas,
totalmente contrapuestas!
La que el diálogo asegura,
no tiene autoridad para dar,
lo que la otra le exige;
y es alterar el gallinero,
lo único que consiguen.
Pues todo es apariencia:
ensoñación de la segunda,
figuración de la primera.
Y de tanto andar al retortero,
al final de tanta historia,
acabarán ambas en una celda,
sin haber puesto un solo huevo.