Creo que Barack Obama (en la imagen junto a Romney) va a ganar las elecciones del martes en USA. Obama es un señor que, ya antes de llegar a la Casa Blanca, decidió apoyar a George Bush a la hora de salvar bancos con dinero público, una moda que cundió por todo Occidente, especialmente Europa. No sólo le apoyó sino que, una vez en la Casa Blanca, multiplicó las ayudas públicas y consagró el poder financiero mundial.
Fue Estados Unidos quien provocó la actual crisis, o mejor, la provocó Wall Street, pero en cuanto Obama se dio cuenta de que el culpable, los intermediarios financieros, eran intocables, sobre todo en USA, se dio a la demagogia, ciencia abstrusa que domina con maestría y virtuosismo. Debía acusar a los bancos a los que ayudaba y entones empezó a hablar de: "esos tipos de Wall Street". O mejor: "estoy buscando el culo donde debo propinar la patada". Pero siguió ayudando a bancos, aseguradoras, hipotecarias, etc.
En política exterior, el demagogo Obama ha vendido Primavera Árabe, que no es otra cosa que la operación del Nuevo Orden Mundial (NOM) para presentar como avance democrático lo que es no es más que una persecución contra los cristianos… ¡con el apoyo militar del Occidente cristiano! Si rascan un poco en la filosofía Obama, encontrarán a Zapatero, de quien es un auténtico calco: otro cristófobo, en la línea NOM, defensor acérrimo del suicidio de Occidente, consistente en apostatar de sus raíces cristianas. Y el problema es que Occidente, sin Cristo, no es nada.
Su primera medida como presidente consistió en ofrecer todo el dinero público a la gran estafa científica de la destrucción de embriones humanos para curar enfermedades. Naturalmente, no se ha curado ni un resfriado, pero significó la gran aportación de Obama, el grandísimo demagogo, al mercado de la muerte.
No es una buena noticia que un personaje tan prepotente, demagogo, entusiasta de la muerte y destacado responsable como Barack Obama repita como presidente de la primera potencia del mundo. Pero mucho más grave es lo que significa si se confirma: Estados Unidos se nos vuelve progre. O sea, lelo.
No, Mitt Romney tampoco me gusta. Es un financiero que se ha labrado su fortuna con el capital-riesgo. Y es tibio en la defensa de la vida. Pero, al menos, no es un progre cristófobo, como Obama, pero aún confío equivocarme.
Eulogio López
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