Paso a enumerar el elenco, bueno, una parte del mismo: familias subrogadas, reconstituidas, homosexuales, bisexuales, etc. En honor a la verdad hay que decir que Montserrat Domínguez, en su 'A vivir que son dos días', no hizo la menor alusión a las familias anfibias, de hombre y animal, por ejemplo, lo cual revela que en el grupo PRISA aún se manifiesta un hediondo sesgo conservador que convendría extirpar a la menor brevedad posible.
Y lo más curioso es que para ejemplificar la nueva era de la familia plural, nos trajeron al portavoz popular González Pons, un hombre abierto a las nuevas tendencias. Seguramente algo se me escapó pero no el mensaje final. Al parecer el señor Pons casó en primeras nupcias con una susodicha con la que tuvo dos niños, de la que más tarde se divorció, para acceder a una nueva familia con una divorciada, quien aportó otros tres retoños de su anterior matrimonio, para finalizar con un nuevo hijo del segundo ayuntamiento, que no es un tipo de familia sino una metáfora del matrimonio. Total, seis hijos que conviven en espléndida armonía... 'quod erat demonstrandum'.
Y todo esto es bello e instructivo, porque demuestra, sin lugar a dudas, que el PP responde a las aspiraciones más enraizadas entre el electorado, que no es otra cosa que la armonía conyugal, paralela en la vida privada a la estabilidad política en la pública, timbre de orgullo para cualquier demócrata que se precie.
Ya lo decía Carlos Solchaga: el divorcio es para los ricos.
Eulogio López
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