Estos días se ha tumbado en el Congreso de los Diputados una proposición, hecha por el grupo de Izquierda Unida, favorable a la eutanasia.
En este contexto me parece conveniente que el profesor José María Pardo destacaba que "antes los colectivos que estaban a favor de la eutanasia ondeaban la bandera del dolor como estandarte que podía justificar este acto. Pero ahora que la medicina por medio de los cuidados paliativos ha conseguido menguar y en muchos casos eliminar el dolor, esto ya no tiene sentido".
Por eso, continuaba: "ahora los movimientos pro eutanasia se han adueñado de una nueva bandera, la muerte digna. Esto es un error porque no hay muerte digna sino personas que mueren con dignidad, lo que es digno o indigno es la persona, no la muerte".
"Este pensamiento está muy relacionado con dos factores arraigados en nuestra sociedad: la autonomía y la compasión. Vivimos en una sociedad utilitarista en la que no vales por lo que eres sino por lo que haces". Por tanto cuando el paciente ya no puede valerse, no tiene autonomía, o no es útil, se tiene 'compasión' de él y se piensa que el mejor remedio contra su dolor es la muerte.
Al final, dice "el problema está en el sentido del dolor, si el dolor no tiene sentido, no lo tiene tampoco que suframos. La solución a esto es dar a las personas una visión trascendental de la vida. La fe nos ayuda a saber que el dolor tiene sentido. La solución es abrir la mente de la gente a la Verdad. Y es que la desesperanza es otro de los graves lastres de la cultura de nuestro tiempo".
Enric Barrull Casals