Cuando surgió la crisis actual, en Nueva York, en 2007, a quienes culpábamos del desastre a la especulación financiera nos llamaban cavernícolas. De hecho, la primera pregunta, presuntamente irónica, era ésa: ¿Qué es la especulación Te lo decían en el PSOE pero también en el PP. Te lo decían los sabios analistas financieros, como si estuvieran hablando con una momia. 

Sin embargo, miren por dónde, ahora Michel Barnier, (en la imagen), comisario de Comercio Interior de la UE, planea unas normas para acabar con la especulación financiera de los grandes bancos. Ahora resulta que la especulación financiera sí que existe. ¡Qué cosas!

¿Qué es especulación Mejor definirlo por exclusión: especulación financiera es todo aquello que, de suprimirse de la noche a la mañana, no pasaría absolutamente nada. Es más, todo lo que pasaría resultaría estupendo.

Por ejemplo, las titulizaciones, por ejemplo los cortos, por ejemplo, la ponderación de activos en favor del Estado (la inversión en deuda pública apenas consume fondos propios pero el crédito al sector privado sí), etc.

En sentido prístino todo lo que sea mercado secundario es especulación, porque no ayuda la actividad productiva. Pero el mercado primario significa hoy no más del 1% de todos los flujos que se mueven en los mercados financieros. Sin comentarios.

En el mercado de divisas es donde mejor se deja ver la especulación rampante. El mercado de divisas cumple una función social: para importadores y exportadores y para turistas. Pero resulta que el mercado de divisas sólo cumple esa función en menos del 3%. El resto es cambiar monedas a comisión, algo de lo que sólo se benefician los especuladores, sin otro objetivo que la propia comisión. El bien común queda muy lejos. Por eso James Tobin propuso un impuesto sobre el mercado de divisas.

Yo no soy partidario de los impuestos, que, más o menos justificados, significan, siempre, una confiscación de la propiedad privada. Pero sí pueden ser útiles los impuestos para reducir la especulación: gravar las operaciones financieras según su nivel de especulación. Cuanto más especulativo sea un producto más gravamen. A la codicia especulativa sólo la detiene el dinero.

¿Es esto lo que pregona la Unión Europea, ahora que se nos ha vuelto, presuntamente, anti-especulativa Me temo que no. Barnier se conforma con obligar a la banca a ser menos especulativa. La intención es buena, pero en un mercado globalizado no es posible ponerle puertas al campo. Los bancos europeos más especulativos -la medalla de oro se la lleva el británico HSBC- puedan burlar el veto europeo a través de cualquier plaza financiera del mundo, incluidos los paraísos fiscales. En cualquier caso, el propio Barnier reconoce que prohibir la especulación financiera sería tanto como prohibir la lluvia". Vamos, que el proyecto europeo nace ya vencido. Pues precisamente por eso Barnier: no debes prohibirla, lo que debes es gravarla, desincentivarla.

Pero me quedo con lo bueno: Europa ya habla de especulación financiera. ¿No es maravilloso

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com