Buen intento de parodiar, con mucho humor, la crisis de los 40 y, en general, la inmadurez. 

Comedia inclasificable y original protagonizada por dos grandes estrellas del cine francés: Guillaume Canet y la extraordinaria Marion Cotillard, pareja en la vida real, en la que se interpretan a ellos mismos en una especie de docudrama ficticio. En el mismo, él lleva fatal sus 43 años y pretende vivir una segunda juventud, lo que le conduce a una huida hacia adelante llegando al esperpento.

El arranque de la película es muy divertido narrando los desencuentros de Canet con su veinteañera partenaire, pero la auto parodia va incrementándose, a medida que avanza el desarrollo, hasta desembocar en un desenlace tan exagerado que se le va de las manos.

El propio Canet es el director del proyecto que retrata la gran frivolidad del mundo de la imagen que conduce, a aquellos que no tienen claras sus ideas, a buscar caminos equivocados. En concreto, la película se carcajea de los tratamientos faciales a los que se someten muchos intérpretes que los convierten en auténticos “guiñols”, ni  sombra de lo que fueron por aspirar a tener un aspecto más juvenil.

Para: Los que les gustan las comedias originales aunque se “pasen de rosca”