De su reciente paso por Madrid, uno de los hombres más ricos del mundo, Carlos Slim, mexicano, enfrentado a Donald Trump por la migración, exhibió un planteamiento que corroborarían el mencionado Trump arquetipo de la homofobia y, el nuevo líder del PP, Pablo Casado. Podríamos resumirlo así: la inmigración es mala. Y ninguna miseria supera la tristeza del exilio. Ahora bien, no se trata de acoger a los inmigrantes que llegan, sino de invertir en sus países es de origen. Slim hablaba de crear “muros de empleo”.

En referencia a Europa, el mexicano se refirió a la necesidad de que Europa invierta en África, “como ya está haciendo China y algunos emiratos árabes”. Así evita la inmigración irregular. “Vienen aquí porque no tienen trabajo allí” y aquí tampoco salen de la miseria.

Menos centros de acogida y más inversión en los países de origen

Por tanto, nada de crear muros ni de buenistas que aseguran que hay que darles papeles a todos, porque no se trata de darles papeles, sino de darles dignidad previa exigencia de esfuerzo. No se trata de acogerlos, sino de contratarlos, que resulta mucho más caritativo.

Por tanto, lo mejor es invertir allí para que puedan mejorar su vida allí.

Y aconseja: Europa debe invertir en África, como está haciendo China

Resulta curioso que Slim se lamente de que haya en Estados Unidos más de 40 millones de hispanos, de los cuales un 70% son mexicanos. “Llevamos 30 años creciendo al 2% mientras la población crece al 1,5”. Añade: “Pero antes de los años 80 los mexicanos no emigraban (a USA) porque crecíamos al 6%”.

Buena lección de Slim para Pedro Sánchez. La emigración es mala y la solidaridad hay que ejercerla allí, no aquí.