El auge de las nuevas tecnologías y de Internet ha llevado a crear un multimillonario negocio de plataformas de todo tipo, donde el poder es la información, es decir, los datos del usuario. Y cada vez acceden a estos de forma más rápida, pues a ChatGPT solo le costó cinco días superar el primer millón de usuarios.

Así lo expuso Bernardo Hernández, emprendedor e inversor en nuevas tecnologías, en la edición 33 del Congreso anual de Faconauto (la patronal que representa a los concesionarios oficiales) celebrada hace casi dos semanas. Hernández empezó su carrera como analista y gestor de activos en compañías como Fidelity Investments, BBVA y Putnam Investments; en el año 2000 fundó su primera startup, que fue Idealista; trabajó en Google entre 2005 y 2013, y en Flickr y Yahoo entre 2013 y 2015; también ha participado en otras muchas empresas (Business Angel, Tuenti, Glovo, Fever, Paack, Citibox y Wallapop); y ha sido fundador y CEO de Verse, un banco para jóvenes.

A la vista de este currículum, Hernández conoce bien el sector de las nuevas tecnologías, donde la última novedad es la inteligencia artificial, por ejemplo a través de la aplicación de ChatGPT, propiedad de OpenAI. Recuerden que esta última empresa fue fundada en 2015 por Ilya Sutskever, Greg Brockman, Treevor Blackwell, Andrej Karpathy, Sam Altman y Elon Musk, primero en forma de organización sin ánimo de lucro pero desde 2019 como empresa híbrida (sin y con lucro), y con Microsoft controlando el 49% del capital. El pasado noviembre, Altman fue destituido como CEO y Brockman fue cesado como presidente, y pese a la presión de inversores como Microsoft y Thrive Capital para que Altman volviera, esto no pasó. Eso sí, recientemente, Microsoft se ha asociado con Mistral AI, el rival francés de OpenAI, ¡curioso!

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Decíamos que a ChatGPT solo le costó cinco días alcanzar el primer millón de usuarios y 60 días llegar a los 100 millones, lo que refleja a la perfección el poder creciente de la información en las plataformas de Internet. Y ojo, cabe recordar que en el verano de 2015, cuando José María Álvarez-Pallete era el CEO de Telefónica (desde el 8 de abril de 2016 ocupa la presidencia), ya advirtió sobre WhatsApp algo que hoy día se puede aplicar a muchas otras plataformas, aplicaciones y redes sociales: “No hay productos gratis. Si es gratis, es que tú eres el producto”.

Bernardo Hernández, en el Congreso Faconauto 2024

En este contexto, cabe referir que a Netflix, Airbnb y Twitter (X, desde que la compró Elon Musk) les llevó años lograr su primer millón de usuarios: en concreto, 3,5; 2,5 y 2 años, respectivamente. Para Facebook, Spotify e Instagram el tiempo se redujo a 10, 5 y 2 meses, respectivamente. Y en el entretanto, lo digital se ha ido expandiendo y la tecnología es cada vez más potente y asequible, con una velocidad nunca antes vista: por ejemplo, ya hay más de 5.400 millones de usuarios de Internet, que representan el 67% de la población mundial.

Esto último es una de las razones de que Tesla, fabricante de coches eléctricos fundado y dirigido por Musk, valga lo mismo en bolsa que la suma de varios productores de coches: el chino SAIC, el japonés Honda, el franco-italoestadounidense Stellantis, el alemán BMW, los estadounidenses Ford y General Motors, el alemán Daimler, el chino BYD, el japonés Toyota y el alemán Volkswagen. ¿El motivo? Según Hernández, se debe a que ha sabido entender el cambio y la integración de la tecnología, de hecho muchos consideran a Tesla como “un iPhone con ruedas”. De cara a los concesionarios, les ha invitado a tener un “entendimiento profundo en lo que la tecnología es capaz de hacer para mejorar la experiencia del cliente”.

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Este emprendedor e inversor en nuevas tecnologías, refirió cinco lecciones en la transformación: considerarla un problema relevante, una ventaja técnica, centrar el foco, conseguir suficiente tiempo para iterar (es decir, para repetir) y dedicación. Y entre las plataformas, destacó que Apple tiene siete líneas de producto (entre ellas, la última son las gafas Vision Pro, “que tienen el mismo valor en bolsa que el Banco Santander); y que a Mark Zuckerberg no le templó el pulso hace unos años para comprar a su rival Instagram y después WhatsApp, porque “sin eso hoy sería Yahoo”.

Claro que dentro de este contexto de tanta tecnología, Internet, productos gratis o a bajo precio y muchísimos datos, no hay que olvidar que las plataformas están acelerando el proceso más nefasto del capitalismo. Es decir, llegan al usuario a bajos precios o incluso gratis para ganar cuota de mercado y cuando ya alcanzan un buen nivel o el dominio del mismo, las condiciones cambian: empieza a subir precios y a degradar su servicio. Así se puede ver, por ejemplo, en Uber, Cabify, Netflix, Amazon, etc. Es más, también se está canibalizando a la empresa y el comercio físico, y el hecho de que el poder lo tiene la información también ha llevado a que surjan ladrones y censores: Google y Facebook lo están bordando en este sentido, pues el primero roba publicidad a los medios de comunicación y también censura vídeos y canales en YouTube; mientras la red social también tiene jugosos ingresos publicitarios y apuesta por la censura aunque de forma poco lógica en muchos casos. En Hispanidad sabemos bien de esto último y entre los ejemplos, destaca la censura de una noticia por hablar de los “diez negritos” de Agatha Christie y de otra porque la imagen de cristianos perseguidos es violenta.