En la política energética de nuestro país, tristemente se puede ver que la ideología se impone a la razón. Y es que la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera, insiste en cerrar los siete reactores nucleares que están operativos entre los años 2027 y 2035, por lo que habrá apagones y más emisiones de CO2.

Hace casi dos semanas, Redeia estimó que las energías renovables podrían cerrar 2023 con una aportación al mix de generación nacional superior al 50% (50,8%). Si se confirman estas previsiones, la energía eólica (con casi el 24% del total) recuperaría el primer lugar que tuvo en 2021, después de que el año pasado se lo arrebatara el ciclo combinado de gas; y le seguirían la nuclear (20%) y el ciclo combinado (17%). Además, la semana pasada, la nuclear fue la primera fuente de generación eléctrica en nuestro país, al igual que ocurre este miércoles 27 en el que la siguen la hidráulica y la eólica. 

 

generación eléctrica 27 de diciembre de 2023

Al hilo de todas estas cifras, conviene recordar que España insiste en cerrar la nuclear de forma progresiva entre 2027 y 2035, pero si lo hiciera hoy mismo los apagones estarían a la orden del día. Y es que el sistema eléctrico español no cuenta con una tecnología de respaldo con la suficiente potencia para abastecer la demanda a todas las horas, las actuales redes eléctricas no están preparadas para conectar tantas renovables y necesitan inversiones, ni tampoco está avanzada la tecnología del almacenamiento. De hecho, el Gobierno ha reconocido implícitamente a la UE el riesgo de apagones por el cierre nuclear, como informó La Razón.

Asimismo, las energéticas no sólo no descartan apagones por la menor producción nuclear sino por la de los ciclos combinados. Recuerden la falta de rentabilidad económica de estos últimos y que el Gobierno se niega a pagarles por su disponibilidad, un tema que en algunos casos ha llegado a los tribunales: recientemente, el Tribunal Supremo ha dado otra victoria ha Naturgy al permitirle cerrar de forma temporal hasta 10 plantas. Además, en un informe reciente elaborado por Naturgy y PwC, se señala que si en 2030 se mantiene la potencia instalada de ciclos combinados (24,5 GW), tal como prevé el PNIEC, es posible que en ciertas horas se requiera una potencia máxima de hasta 23 GW superior a la que se alcanza en la actualidad en una misma hora, lo que podría derivar en riesgo de cobertura de la demanda.

Si en 2030 se mantiene la potencia instalada de ciclos combinados (24,5 GW), tal como prevé el PNIEC, es posible que en ciertas horas se requiera una potencia máxima de hasta 23 GW superior a la que se alcanza en la actualidad en una misma hora, lo que podría derivar en riesgo de cobertura de la demanda

Recuerden que la energía nuclear genera electricidad sin emitir CO2; y es la que menos CO2 emite en su ciclo completo de vida (fabricación del combustible, construcción de las instalaciones, plazo de operación y desmantelamiento al final de su vida operativa), según la Comisión Económica para Europa de Naciones Unidas (UNECE). También contribuye a luchar contra el cambio climático; genera energía de forma segura y estable, asegurando el suministro, lo que la convierte en el mejor complemento de las renovables; y además tiene un precio barato... y aún lo sería más si se redujeran sus elevados y redundantes impuestos, como explicó Ignacio Araluce, presidente de Foro Nuclear, en su entrevista con Hispanidad.

Relacionado

A pesar de todo esto, el nuevo Gobierno Sánchez insiste en decirle adiós, como recoge el acuerdo entre PSOE y Sumar. De hecho, en la revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 que se ha planteado este año no se da marcha y se siguen incluyendo los cierres de los cuatro primeros reactores (los dos de Almaraz, Ascó I y Cofrentes), aunque generan el 20% de la electricidad española, evitan lanzar a la atmósfera 20 millones de toneladas de CO2 y sus residuos anuales sólo ocupan 17 metros cúbicos, como explicó Ignacio Araluce a Hispanidad.

El hecho de que España va contracorriente, en el mal sentido, ha vuelto a quedar patente recientemente, porque se ha podido ver el apoyo a la energía nuclear tanto en la COP28 como en el Consejo Europeo celebrado hace unas semanas. En la Cumbre del Clima celebrada en Dubái, 22 países (Bulgaria, Canadá, Corea del Sur, Emiratos Árabes Unidos, Eslovaquia, Eslovenia, EEUU, Finlandia, Francia, Ghana, Hungría, Japón, Marruecos, Moldavia, Mongolia, Países Bajos, Polonia, Rumanía, Reino Unido, República Checa, Suecia y Ucrania) firmaron una declaración para triplicar la aportación nuclear de cara a 2050. Asimismo, subrayaron el papel de la nuclear en todo el mundo, con un parque de 412 reactores en 33 países que cada año evitan la emisión de más de 2.000 millones de toneladas de CO2, y a los que hay que sumar los 58 que se están construyendo en un total de 18 países. Por su parte, el Consejo Europeo ha señalado que apoya los objetivos principales de la Net-Zero Industry Act (NZIA), la propuesta legislativa para reforzar la fabricación de tecnologías europeas con balance neto cero de emisiones, pero ha ampliado de ocho a diez las tecnologías neutras al incluir la nuclear y los combustibles sostenibles alternativos. Recuerden que con la NZIA se ha visto que la hipocresía eco-socialista no tiene límites, porque en España odian la energía nuclear… pero en Europa la aceptan y aplauden.