La instrucción del caso BBVA-Villarejo se tendría que haber cerrado definitivamente en enero, después de varias prórrogas, pero aún sigue viva por la repetida desobediencia del banco, tanto al juez como al fiscal, a la hora de entregar los ‘hits’ del caso. No facilitar los ‘hits’ (código informático que permite buscar y encontrar información digitalizada) equivale a no entregar toda la información disponible.

Como se pueden imaginar, el cabreo del juez de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón, y del fiscal Alejando Cabaleiro, es mayúsculo. Se sienten ninguneados por el banco y sus abogados del bufete Garrigues, cuya estrategia consiste en dilatar todo el proceso hasta el mes de octubre, fecha en la que García-Castellón se jubilará definitivamente.

La novedad no es el cabreo del juez y el fiscal, que podrían mantener la imputación a BBVA SA, sino el giro de Carlos Torres a este respecto: por sorprendente que parezca, al presidente del banco no le importa que BBVA SA pase a la fase oral del juicio como imputado.

Ni a él ni al resto del Consejo ya que, de ser así, sería el banco, y no ellos a título personal, el que se asumiría los gastos de la defensa. ¿La pena de telediario, entrando en el juzgado a declarar? Un riesgo que, en cualquier caso, merece la pena asumir.

Sea como fuere, los focos ya no están en Villarejo sino en la oferta por el Sabadell.

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