La Comisión Europea ha anunciado la suspensión de comercialización de la vacuna Vaxzevria, desarrollada por AstraZeneca para hacer frente al Covid. La vacuna dejará de estar autorizada hoy martes.

Curiosamente la retirada se hace a petición de la propia compañía, pero AstraZeneca asegura que es porque se han desarrollado otras vacunas actualizadas para variantes del Covid y hay un excedente de vacunas disponibles, lo que está provocando una disminución en la demanda de la suya, que "ya no se fabrica ni suministra".

La realidad es que todo el mundo lo relaciona con los efectos adversos relacionados con la vacuna. Recordemos que el Tribunal Regional Superior (OLG) de Bamberg (Alemania) sentenció que el laboratorio británico tendría que revelar el número de casos de trombosis que se hayan producido en pacientes que fueron inoculados con una de sus dosis, así como los efectos secundarios adversos.

Este caso en Alemania sigue en curso. Pero, si finalmente, el juez alemán considera probado que la vacuna de Astrazeneca efectivamente causó efectos secundarios, podrá sentenciar indemnizaciones millonarias a cargo del laboratorio británico para los afectados. Cuestión que no es baladí: en la actualidad la compañía tiene abierta en Reino Unido una demanda colectiva de 51 casos de víctimas y familiares que reclaman a AstraZeneca 100 millones de libras por daños y perjuicios.

La vacuna de AstraZeneca fue autorizada por la Agencia Europea del Medicamento como “segura y eficaz” y en España, según las cifras aportadas por el Ministerio de Sanidad, se han administrado 9,7 millones de dosis.

En marzo de 2021, pese a la defensa del laboratorio inglés por parte de Sánchez, de la OMS y de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés), estaba claro que algo pasaba con las dosis administradas. Fueron 11 casos en un fin de semana, pero se habían inoculado 17 millones. Efectivamente no eran muchos casos, pero más que suficientes para paralizarla

Después de la sentencia del tribunal germano, el laboratorio reconoció la pasada semana que su vacuna puede tener como efecto secundario el síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS), que puede provocar coágulos en los vasos sanguíneos, con el consiguiente riesgo que ello conlleva. Según la compañía sólo es en casos raros y es algo que ya avisó cuando comenzó a comercializarla.

Pero hay que remontarse a marzo de 2021, cuando a la por aquel entonces ministra de Sanidad, Carolina Darias, no le quedó otra que suspender la vacunación con AstraZeneca, y es que Francia, Italia y Alemania así lo habían hecho. Pese a la defensa del laboratorio inglés por parte de Sánchez, de la OMS y de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés), estaba claro que algo pasaba con esas dosis. Fueron 11 casos en un fin de semana, pero se habían inoculado 17 millones. Efectivamente no eran muchos casos, pero más que suficientes para paralizarla.

Más tarde, en mayo del mismo año, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios anunció que estaba evaluando tres posibles efectos secundarios: el síndrome de trombosis con trombocitopenia, el síndrome de fuga capilar y el síndrome de Guillain-Barré.

Pese a todo lo anterior, el ministerio de Mónica García ya rechazó asumir responsabilidades por los casos de efectos adversos registrados, asegurando que los españoles se vacunaron libremente con consentimiento informado y que, por lo tanto, deben asumir los efectos adversos de las inoculaciones.

Y ojo, ha sido AstraZeneca con las vacunas ADN la primera en reconocer los efectos secundarios, pero seguimos sin saber nada de las vacunas ARN mensajero, de las que Pfizer fue la que más vendió. Aunque ya saben, la Comisión Europea confirmó 12.000 muertes "espontáneas" tras la vacunación Covid, aunque "no significa que hayan sido causadas" por la misma

Veamos: "El Gobierno Sánchez está imponiendo la vacuna contra el Covid sin explicar en qué consiste y sin reconocer que no conocemos sus efectos, obviando las dudas sobre su eficacia y sobre sus posibles efectos secundarios", fue una frase escrita en Hispanidad en enero de 2021. Porque sí, hubo mandato obligatorio de vacunas, al estilo sanchista: 'Yo no te obligo', estamos en democracia, peeeeero si no te vacunas, no puedes entrar en los bares, despídete de pisar Comunidades como Galicia o Andalucía y serás señalado como negacionista, conspiranoico y asesino. Bueno, para que los verificadores no tengan fácil desmentir, sí podías hacer todas estas cosas, previa prueba PCR en un laboratorio al módico precio de 100 euros y con una validez de unas 48 horas. 

Todos los no vacunados o que plantearan dudas sobre las vacunas, dudas que ahora los propios laboratorios creadores de esas vacunas reconocen, eran llamados negacionistas. Una vez más: los negacionistas nunca existiron, nadie dudaba de la existencia del virus, lo que había era personas que se hacían preguntas acerca del origen del Covid y de la eficacia de las vacunas y que se negaban a las medidas impuestas, entre ellas, la vacunación obligatoria.

Y ojo, ha sido AstraZeneca con las vacunas ADN la primera en reconocer los efectos secundarios, pero seguimos sin saber nada de las vacunas ARN mensajero, de las que Pfizer fue la que más vendió. Aunque ya saben, la Comisión Europea confirmó 12.000 muertes "espontáneas" tras la vacunación Covid, aunque "no significa que hayan sido causadas" por la misma. 

En el mismo sentido, en febrero de este año, la Asociación Liberum pidió acceso a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, para conocer "cuántos reportes -acontecimientos adversos notificados- ES-AEMPS constan en las bases de datos de la AEMPS de cada uno de los lotes" administrados de la vacuna frente a la Covid-19 de Pfizer (Comirnaty) a fecha de 15 de febrero de 2023.

El resultado son 14 lotes analizados, en los que se notificaron 11.700 casos, de los cuales 2.329 se consideraron graves y en 199 de estos se notificó desenlace mortal... todo casual, ¿comprenden?