• Eso sí, a precio de risa.
  • Buscan rentabilidades superiores al 10%.
  • De momento, son más los deseos que la realidad: ni los promotores ni los bancos están dispuestos a mal vender.
  • El sector renovable debe unos 43.500 millones de euros a los bancos.
El sector de las renovables en España anda revuelto. Y ya se sabe: a río revuelto, ganancia… de los fondos buitre. En otras palabras, los activos renovables que surgieron al amparo de las ayudas públicas millonarias, han perdido gran parte de su atractivo tras la reforma energética del Gobierno. Efectivamente, el ministro de Industria y Energía, José Manuel Soria, se los ha 'cargado'. Precisamente por eso, porque han perdido gran parte de su atractivo inversor, ahora les interesa a los fondos buitre, siempre dispuestos a comprar lo que otros están dispuestos –mejor, obligados- a mal vender. Es lo que ha sucedido, por ejemplo, con el sector inmobiliario. Pero como con aquél, los fondos buitre sólo están dispuestos a pagar precios muy bajos, de derribo. No en vano, su único objetivo es lograr rentabilidades superiores al 10%. No importa si para ello tienen que trocear el activo en cuestión o poner en la calle a la mitad de la plantilla. Ni siquiera les preocupa si el activo es viable o no. Lo importante es ganar dinero, nada más. Por eso, el acercamiento de estos fondos a las renovables aún está en una fase preliminar. Ni los promotores ni los bancos están dispuestos a mal vender, todavía. Por tanto, a Goldman Sachs, Next Energy, Pioneer, Blackstone y a Spingwater no les queda más remedio, de momento, que esperar. Tampoco ellos están dispuestos a subir sus ofertas. En cualquier caso, estamos hablando de un sector –el renovable- que debe unos 43.500 millones de euros a las entidades financieras. Las 60.600 instalaciones fotovoltaicas existentes en nuestro país adeudan unos 20.500 millones de euros, las 1.325 eólicas, unos 13.000 millones y las 50 plantas termosolares acumulan una deuda de unos 10.000 millones de euros. Son cifras muy importantes. Precisamente, la clave del problema de las renovables no está en la reducción de las ayudas, sino en que están profundamente apalancadas. Y los fondos lo saben y están al acecho. Miriam Prat miriam@hispanidad.com