“Mantener el poder adquisitivo de las pensiones es objetivo inquebrantable de este Gobierno”. A la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, le gustan las afirmaciones rotundas y muy, muy solidarias. Lo único que no explica es como se financia esa solidaridad, financiamiento que en ocasiones resulta harto insolidario.

Elemento clave del Gobierno socialista de Pedro Sánchez es su vicepresidenta, Carmen Calvo, una coordinadora sin igual. No duden que si un ministro, o ministra, dice “A”, la otra, o el otro, dirá “B”. Ejemplo: horas antes la ministra Calviño había recordado que el IPC no puede ser el único elemento para asegurar el incremento de pensiones. Pero, no lo duden, la ministra Isabel Celaá, portavoz del Gobierno, no encontrará contradicción alguna entre lo asegurado por la una y lo prometido por la otra. El progresismo consiste en casar contradicciones.

Gran coordinación: las ministras Valerio y Calviño discuten sobre el poder adquisitivo de los pensionistas

Lo que ningún Gobierno, tampoco el de Mariano Rajoy, que conste, se atrevió a decir, es que el pago de las pensiones (9.300 millones de euros mensuales, por 14 pagas al año) resulta sencillamente inviable por la sencilla razón del envejecimiento atroz de la población española y por la bajísima natalidad de una sociedad aburguesada y egoistona, así como por la incorporación de la mujer al mundo laboral. Más mujeres trabajando es igual a menos hijos por pareja. Aún más: se disparan los divorcios y la maternidad no suele llegar a una familia ‘desestructurada’.

Las pocas cabezas responsables del desastroso Gobierno Sánchez, por ejemplo Octavio Granados, secretario de Estado para la Seguridad Social, advierten del drama y son respondidos por los socios del Gobierno, por ejemplo por Pablo Iglesias, quien asegura que “decir que el sistema de pensiones es inviable es como decir que la vida es inviable”. Y,  su modo, tiene toda la razón: si hacemos inviable la vida. Si no nacen niños, futuros cotizantes, si las clases pasivas siguen creciendo sobre la activas, la vida se vuelve inviable por definición… y las pensiones también. Al líder de Podemos le gusta pronunciar tautologías como si estuviera descubriendo América. Pero no será don Pablo quien hable de incentivar la natalidad: aquí lo único que se incentiva es el aborto.

La solución definitiva es incentivar la natalidad. Falta lo único importante en un sistema de reparto: hijos

Y así, hasta el FMI le aconseja el Gobierno que retrase la edad de jubilación. Es más: la única forma de reducir a corto plazo el coste de las pensiones es trabajar más años o pagar menos jubilación. Desde luego, lo segundo es más aconsejable pero la propia izquierda lleva calentando la cabeza a los mayores desde hace lustros y ahora éstos han salido a la calle con la cabeza caliente. Y, además, en foto fija, tienen razón: con las pensiones solo se sobrevive.

La otra medida consiste en hacer todo lo posible desde el Estado para incentivar la natalidad y rejuvenecer la población. Porque el sistema, sépanlo ya: está quebrado. Lo está, desde que las pensiones no se financian con cuotas, sino con otros impuestos.