Abengoa ha respondido al requerimiento de Inversión Corporativa (IC), el brazo financiero de la familia Benjumea, con la convocatoria de una Junta Extraordinaria de Accionistas, con dos únicos puntos en el orden del día, el 1 de octubre, aunque se celebrará en segunda convocatoria, el 2, como aclara, por el quórum necesario. Son dos puntos polémicos y también arriesgados, como ha hecho constar la CNMV en una advertencia a Abengoa.

Acalaramos, los dos puntos son la aprobación de un split de las acciones A y B, con atribución de 10 acciones nuevas por cada una antigua y por otro, instar al Bolsas y Mercados de España (BME) para que suspenda temporalmente de todos los títulos hasta que se haga efectivo ese split si los accionistas lo aprueban, como es previsible.

Abengoa aclara -importante- que las dos propuestas para la junta no proceden del Consejo de Administración

Con esa propuesta, comunicada a la CNMV (documento adjunto), Abengoa calla a los Benjumea, que habían presentado un requerimiento notarial ante la falta de respuesta de la empresa, como explicaron en un comunicado del que informábamos ayer. Pero, ojo, Gonzalo Urquijo (en la imagen) deja claro que los dos puntos del orden del día “no pueden ser considerados como propuestas formuladas por el Consejo de Administración".

La explicación está en la carta que la propia CNMV ha enviado a Gonzalo Urquijo, en el que le avisa que el split  podría prolongar "una cotización desordenada y un nivel de precios artificial",  algo que debe valorar en lo que "puede constituir un supuesto de manipulación del mercado". De igual modo, deberá valorar la opción de una "suspensión o exclusión de la negociación" así como "la impugnación de los acuerdos societarios."

Los dos puntos planteados por los Abengoa quedan así neutralizados, aunque sea titulares de sólo el 3,01% de las acciones, junto a Finarpisa Blanca de Porres. Por eso habían exigido la celebración de la junta extraordinaria antes del 28 de septiembre, fecha en la entra en vigor la nueva norma de BME que rebajará el precio planteado mínimo de cotización de un valor de 0,01 euros, situación en la que están las acciones B de Abengoa desde abril, a 0,001. Esa dilución, a su juicio, “supondría el fin de nuestra inversión en la sociedad”.

La familia Benjumea ha maniobrado desde el minuto uno del proceso de reestructuración

Abengoa deja en su lugar a los Benjumea, que había apuntado directamente a la responsabilidad del Consejo de Administración en caso de “pérdida patrimonial” por el efecto dilutivo, lo cual no sorprende, teniendo en cuenta, básicamente, que el valor de las acciones (sean A o B) responden a la ley de la oferta y la demanda. Como cualquier acción. Las B, en concreto, están en 0,01 euros desde abril, como podría ocurrir también en las acciones A, llegado el caso, en función de las órdenes de compra y venta. Son las leyes del mercado, tantas veces manejadas por los especuladores y los ataques desde posiciones cortas.

Obviamente es un problema, pero la familia Benjumea ha maniobrado desde el minuto uno del proceso de reestructuración. Entre otras cosas, porque su participación se redujo del 51% al 2,5%. Por esa razón, lo rechazaron en la junta de noviembre de 2016, que refundó la empresa para reflotarla. Ahora bien, saben, que cualquier maniobra se ajusta al peso de su representación, mínima respecto a los acreedores que pusieron el dinero nuevo.