Inversión Corporativa (IC), el brazo inversor de los Benjumea en Abengoa, ha presentado un requerimiento notarial con la petición de una junta extraordinaria antes del 28 de septiembre y evitar una nueva dilución de sus acciones, según explican en un comunicado, “que supondría el fin de nuestra inversión en la sociedad”.

Dicho de otro modo: los Benjumea presionan ante un temor cierto, que las acciones valgan todavía menos de los que vale ahora. Por ese motivo, la reclamación tiene una lógica. Pero hay que ponderarla en sus consecuencias reales, que son entra nada y menos.

Me explico. Antes del día 28 de septiembre entra en vigor una norma de Bolsas y Mercados de España que rebaja el precio mínimo de cotización de un valor de 0,01 euros, situación en la que están las acciones B de Abengoa desde abril, a 0,001. ¿Qué quiere decir? Que el mismo dinero invertido se divide en más acciones (de 100 a 1000), pero no que valgan menos, algo que dependerá siempre de la cotización, del mercado de compra y venta para que suban o bajen. Es lo que podría ocurrir ya, de hecho, en el mercado de bloques con ventas o compras agrupadas.  

Abengoa no ha respondido a los Benjumea, cierto, como que los Benjumea no han dejado de maniobrar desde noviembre de 2016

El Consejo de Administración, que preside Gonzalo Urquijo, no tendría responsabilidad en eso que puede ocurrir (también en las acciones A, llegado el caso, podría ocurrir), como indica el comunicado al señalar que “será responsable de la pérdida patrimonial”.

Otra cosa es que Abengoa no haya respondido todavía a Inversión Colectiva, sobre la “dilución de la acción”, algo que debe hacer y tendrá previsto hacer, pero todavía no ha hecho.

El efecto dilutivo de la medida de BME afecta no sólo a Abengoa, sino a otras empresas como Vértice 360

Y eso explica también la presión de los Benjumea, que no es de ahora, sino que se enmarca en su posición de rechazo desde el proceso de reestructuración. Su participación se redujo entonces del 51% al 2,5%. Por ese motivo votaron en contra la junta de refundación de la empresa, en noviembre de 2016.

Desde entonces, siempre subliminalmente, no han dejado de moverse, pero sabiendo que cualquier maniobra se ajusta al peso de su representación, mínima respecto a los acreedores que pusieron el dinero nuevo para reflotar la empresa.

Entre IC y otros 300 inversores suman el 3% de capital, y el efecto dilutivo de la medida de BME lo reduciría a un 0,3%, algo que afecta no sólo a Abengoa, sino a otras empresas como Vértice 360. Pero ese extremo, no obstante, dependerá de los inversores que marcan la cotización del valor con comprar y ventas.