Sr. Director: Ya está bien de esgrimir los resultados electorales como medida de todas las cosas. Porque, ¿cuántos políticos justifican su vagancia o incompetencia con eso de "a mí me ha elegido el pueblo"? Y, ¿cuántos otros nos gobiernan sin haber ganado las elecciones?... La democracia no es monopolio de los elegidos en unas elecciones. Afortunadamente. Debe ser el beneficio social, y no la forma de elección, el principal criterio para valorar nuestras instituciones y cargos públicos. Y en eso nuestra monarquía, en general, y Felipe VI en particular han alcanzado el grado de insustituibles. Nuestro monarca ha demostrado con creces que cumple una función social que no cubren los políticos profesionales. Alberto Asensi