Sr. Director: Tras los últimos cambios en el gobierno catalán llama la atención que de sus 14 miembros ni uno solo es castellanohablante, cuando el 60% de los ciudadanos que vivimos en esta comunidad lo somos. Menos mal que el secesionismo catalán se presenta como "inclusivo" e "integrador". Realmente en Cataluña existe un abismo entre la clase política y la sociedad tanto a nivel de lengua como de apellidos. Mientras en las calles de Cataluña los apellidos más comunes son exactamente los mismos que en el resto de España -los González, los Gómez, los López, los Hernández o los Jiménez- toparse con un político catalán con estos apellidos es casi como encontrar una aguja en un pajar. No conozco ningún otro territorio de Europa en esta situación: nadie de su gobierno tiene de lengua propia la de la mayoría de sus ciudadanos. Quizá los castellanohablantes somos ciudadanos de segunda que merecemos ser marginados e infraponderados en una Cataluña independiente. Habrá que tomar nota. Pilar González