El movimiento Dalavida lo ha lanzado el obispo de Alcalá, y todavía presidente de la Comisión Episcopal de Familia y Vida, monseñor Reig Pla (le sustituirá en breve el titular de Bilbao, Mario Iceta).

Se trata de meter en las parroquias el movimiento provida, que en este caso pasará de laico a confesional. Como no le tengo ningún miedo al término confesional -aunque no me gustan los ambientes clericales-, pues la cosa me parece estupenda. El objetivo último sería que en cada parroquia española hubiera un grupo provida, asistencial y formativo.

Este era el objetivo de la reunión en el Madrid Arena del pasado fin de semana, que clausuró el arzobispo de Madrid, Rouco Varela, con una Eucaristía. De esa reunión tienen que haber surgido voluntarios por la vida, es decir, por la persona concebida aunque aún no nacida

¿Estaba lleno el aforo del Madrid Arena no, desgraciadamente no. Supongo que estamos hablando de lo que Benedicto XVI anunciaba: una iglesia pequeña aunque más fiel. Pues me es igual. El movimiento provida es como la Iglesia: de derrota en derrota en derrota hasta la victoria final. 

Y el proyecto es bueno: la iglesia enseña y ayuda a luchar por la vida;  eso es lo que deberá hacer cada parroquia según el proyecto de la Iglesia. Y resulta estupendo, porque existen sociedades provida, digamos civiles, que luchan -y lo hacen muy bien- contra PSOE y PP, el uno por abortista declarado y el otro por abortista encubierto.

Pero también hay que hablar en positivo: ayudando a la mujer en peligro de aborto y hablando de lo formidable que es la vida de la persona humana. Eso es lo que quiere hacer la Iglesia y es el momento de secundarla. Más que nada porque, o bien suprimimos el aborto o bien destruimos al hombre y a la civilización. Yo creo que la batalla Dalavida merece la pena.

Eulogio López

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