El doctor Fernando Espí Forcen dice que a diferencia de otros animales, los seres humanos hemos desarrollado de manera excepcional la capacidad para entender que al igual que le ocurre a otros, nosotros algún día moriremosTenemos la capacidad para comprender que (la muerte) es un fenómeno universal e inevitable.

Llevan décadas de trabajo ideológico ocultando el hecho más importante del ser humano después de nacer, que es morir. Un hecho trascendente en el que todos nos encontraremos tarde o temprano. La sociedad posmoderna, nihilista y mentirosa, oculta aquellos aspectos que evidencian con mayor fuerza la realidad de nuestro ser: que somos materia y que esta será destruida. Y algo menos evidente es que también somos espíritu, y eso lo desprecia.

Durante la pandemia se ha demostrado que el ser humano no es un valor absoluto para los políticos ni tampoco para los medios de comunicación. Cuando al ser humano lo tratas en la información como el valor de una estadística lo cosificas, deja de ser una persona con sus cualidades específicas que le hace ser ese ser y no otro. Deja de ser para convertirse en un activo contable.

La cualidad y la cantidad son los elementos que definen algo, ya sea una persona o una manzana. El aporte cualitativo dimensiona y define qué es, y en este aspecto es más importante que la parte meramente cuantitativa, ¿cómo podemos medir algo que no sabemos qué es?

Valorar a las personas por lo que son o cómo son ha dado lugar a las batallas eugenésicas de la historia

Esto es lo que hace la estadística cuando trata de humanos, contamos números pero no sabemos de qué, de forma que el dolor, la ausencia y la trascendencia se convierten en una especie de suerte de nada. Y la nada lo define muy bien Michael Ende, en su eterna La historia interminable, donde Gmork, el perro personaje lo explica muy bien: ¿Qué es la Nada? —El vacío que queda, como una ciega desesperación que destruye este mundo. Yo lo odio y por eso ayudo a la Nada.

Desconocer que detrás de cada dato hay una persona, es decir, un ser humano con condicionantes sujetos a circunstancias, estandariza a la persona. No somos por nuestro aspecto material, ni tan siquiera por el intelectual… Somos porque cada uno en sí mismo existimos de manera irrepetible, y esto lo desprecia la estadística y, por supuesto, la eutanasia. De hecho valorar a las personas por lo que son o cómo son, ha dado lugar a las batallas eugenésicas de la historia.

El otro doctor, psiquiatra forense, José Cabrera asegura que si hubiese una política eficaz de cuidados paliativos, no existiría la eutanasia. Claro, estamos de acuerdo con él y el 95% de la sociedad, pero los implantes ideológicos de la cultura de la muerte no buscan la justicia, sino legislar desde una ideología maltusiana que lo justifica todo. Si el gobierno realmente quisiera -quisiera del verbo amar- al pueblo que gobierna, hoy existiría una avance científico y eficaz paliativo y nadie querría despedirse dignamente de este mundo. Una medicina que respondería con eficacia al aforismo médico de curar cuando sea posible, aliviar frecuentemente y consolar siempre.

Los ancianos y los enfermos crónicos son los más vulnerables y los médicos los más perjudicados, porque quieren obligarlos por ley a actuar de verdugos y en contra de su propia formación que es cuidar y salvar vidas, no liquidarlas, porque la eutanasia y el aborto no son un acto médico en sí. Sin embargo les vinculan a ello para confundir, parecer que es algo bueno, seguro y aséptico. ¿Se imaginan ustedes acudir a un abogado que te recomiende que te declares culpable y pagues la multa porque la defensa sería muy cara, porque sería un proceso largo y doloroso, o porque haciéndolo darías un ejemplo de honestidad a tus hijos? Eso es lo que quieren, que un médico recomiende a sus pacientes que llegan a él pidiendo soluciones a cambio le recomiendan que lo mejor para todos, incluido el paciente, sea morir.

Los ancianos y los enfermos crónicos son los más vulnerables y los médicos los más perjudicados, porque quieren obligarlos por ley a actuar de verdugos

La experiencia de otros países donde desde hace años se desarrollan leyes similares, muestran la “pendiente resbaladiza”, el camino a seguir que afecta tanto a profesionales de la sanidad como a la sociedad en general, porque lo que comienza siendo un caso único para un médico pero que lo admite para con un enfermo, se convierte por agravio comparativo en que vale para todos los demás; y a la sociedad, a medida que accede a una salida fácil de su vulnerabilidad, siempre se reducirán los motivos que le justifiquen hacerlo a nivel personal y la presión social cada vez será más legítima…

La falacia de la “muerte digna” es tan denigrante para los profesionales que la ejecutan como para los enfermos que la reciben. Nada puede ser digno si anula la libre acción de escoger si al menos no existe la alternativa entre cuidados paliativos o eutanasia; entre ser madre con todas las garantías o matar al hijo que llevas en el vientre; porque no es libertad digna cuando la elección es entre lo bueno y lo malo. El globalismo enfermizo no deja de sacar de su chistera derechos civiles, que no existen a no ser que estén compensados con obligaciones civiles proporcionadas. Quieren convertir la muerte en un derecho garantizado porque uno mismo decide qué es lo que tiene que hacer consigo mismo, sin embargo se persigue el suicidio y se esconde como un tabú social.

El globalismo se caracteriza por su obsesión maltusiana

Desgraciadamente tanto el Partido Socialista como el Partido Popular de Pablo Casado comulgarán con las ruedas de molino neoglobalistas que se caracteriza por su obsesión maltusiana, y ahora que Casado ha sido nombrado por el Foro de Devos como "joven líder mundial" le llevará abrazar la Agenda 2030 con la misma pasión que Pedro Sánchez se coloca el pin en la solapa de la chaqueta.

Los últimos días. Razón y práctica de los cuidados paliativos (Digital Reasons) de Manuel Serrano Martínez. Los seres humanos tienen dos características que les hacen especiales, que son la dignidad y la libertad, conductoras de su ser más allá de la materialidad, que significan el merecimiento y exigencia del respeto a su existencia. En este sentido el libro aporta un análisis y una ayuda importante tanto a los enfermos en estado avanzado como a los que se encuentran en una situación crónica de enfermedad, y por supuesto a los familiares o personas cercanas que sufren el mal moral.

Eugenesia y eutanasia (Sekotia) de Guillermo Buhigas Arizcun. Magnífico tratado de cómo desde siempre la eugenesia se ha aplicado por razones de raza, religión o debilidad, y que sin que haya dejado de existir se trata de imponer y alcanzar el mismo éxito a través de la eutanasia, mucho más aséptica y en hospitales de lujo para que parezca que se trata de un avance social. En la obra también se presentan los autores principales de las raíces ideológicas en las que se fundamentan las nuevas medidas eugenésicas. Muy completo.

La revolución biopolítica (Rialp) de Vittorio Possenti. El autor hace un llamamiento al peligroso juego de materialismo y tecnología como un binomio tendente a la deshumanización de la sociedad y en este sentido la referencias a la vida y la muerte tienen una relación causa efecto importante lo que predispone a este ensayo claramente a ser leído y sacar consecuencias muy acertadas sobre el artículo que hemos tratado.