La Ley de Economía Sostenible, obra de la vegetariana Elena Salgado, constituye el mayor atentado contra la libertad individual. No pretende cambiar el modelo económico español sino a los españoles, a la medida de los mandamientos progresistas. La religión de la sostenibilidad, un remedo de panteísmo totalitario, provocará la ruina definitiva de nuestra economía

La montaña alumbró un ratón, alumbró la ley del termostato. Que la temperatura no baje de 21 grados en invierno y 26 en verano en los locales públicos. Esta es la única concreción del proyecto de Ley de Desarrollo Sostenible que el Gobierno aprobó el pasado domingo. Por el momento, claro, porque conociendo el precedente de la ley del tabaco, asimismo obra de la vicepresidenta Salgado, una mujer marcada por sus obsesiones vegetarianas, debemos temernos lo peor. En breve, podemos pasar a regular el termostato por ley en ese punto intermedio entre lo público y lo privado que es el centro de trabajo, hoteles y cafeterías y de ahí pasaríamos al hogar personal. La gran aportación de la Ley de Economía sostenible consiste en eso: en decirnos a qué temperatura debemos poner la calefacción o el aire acondicionado.

Este anteproyecto constituye el mayor atentado contra la libertad individual realizado desde la trinchera de la normativa económica en toda la etapa democrática. Llegados a este punto, lo de menos es la absoluta falta de ideas y de reformas del sistema económico español, así como la perseverancia manifiesta en las energías limpias, es decir, caras-, y en particular en convertir a España en la laboratorio mundial de la energía solar, con unas subvenciones pública a una energía onerosa y no probada como la solar, sino el espíritu de este proyecto de Economía Sostenible, presentado como la gran estrella de la segunda legislatura de ZP.

No pretende cambiar el modelo económico español, sino a los españoles, a la medida de los postulados progres. Al final, ZP y Salgado quieren imponernos un modelo de vida y el castigo para quien se atreva a elegir otro estilo u otra filosofía vital.

El nuevo proyecto constituye la culminación de los 10 mandamientos progres:

1.No fumarás, hace daño a tu cuerpo y es lo único que posees.

2.No beberás, hace daño a tu cuerpo y es lo único que posees.

3.No correrás en coche. Respetarás las normas de circulación y pagarás las multas o te embargaremos la cuenta corriente.

4.No tirarás la basura al contenedor si no cómo, cuándo y de la forma en que nosotros te digamos, aunque la profusión de normas absurdas haga imposible su cumplimiento, momento en el cual la policía de la basura te sancionará como mereces.

5.No usarás energía contaminante, de hecho, cuanto menos energía utilices mejor. Y para subvencionar a los millonarios que ejecutan energías limpias, te subiremos los impuestos.

6.Copularás pero no parirás. El ser humano es un depredador de la naturaleza y su número debe ser limitado.

7.Adorarás al planeta tierra, a la madre, que no padre, Tierra, única diosa verdadera. Las especies animales son tus padres pero el planeta, la madre Gaia, es tu superior y a cual debes subordinarte. Criticar cuestiones discutibles como el calentamiento global o el cambio climático constituyen herejía, o, si lo prefieres, delito de opinión. Se puede decir de todo, pero hay cosas que no se pueden decir.

8.Educarás a tu hijo según los criterios de EpC, es decir, según los criterios que emanen del Gobierno. O eso, o tu expulsión de la ciudadanía y tu condena a la marginación.

9.Alimentarás a tu hijo según lo que el Gobierno considerado una alimentación adecuada y, si no lo haces, te quitaremos la patria potestad. En breve, y considerando que la vicepresidenta económica es vegetariana puede ser prohibida la carne, como ya intentó prohibir el vino.

10.Culturalmente, te nutrirás del oligopolio mediático que hemos creado, mediante el uso espurio de la concesión de licencias de radio y TV, exclusivamente al oligopolio, en España formado por los siguientes grupos: PRISA, Planeta, Vocento, RCS-El Mundo y Mediapro-La Sexta.

La prensa está moribunda e intentaremos controlar Internet, por ejemplo con los intermediarios de la propiedad intelectual.

En cualquier caso, a través del oligopolio informativo eres libre de obedecer al líder, bajo el lema en su día expresado por Enrique Barón: Se puede decir todo pero hay cosas que no se pueden decir, la más genial definición que he escuchado nunca de lo políticamente correcto.

Sí, la Ley de economía Sostenible no es una norma económica, sino religiosa y supone, además, un paso más en el recorte de libertades de un Zapatismo cada vez más volcada hacia el totalitarismo, eso sí, por la senda de una democracia meramente formal.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com