Lo siento, pero no me creo el rumor que corría durante la mañana del martes por Madrid, donde se hablaba de un Zapatero dispuesto a arrojar la toalla: no a convocar elecciones, sino a dimitir.

No me lo creo, me parece un bulo, una leyenda urbana, que no se concilia con un personaje que no conoce otro oficio que el de presidente del Gobierno.

Lo sé, el euro se desploma, la prima de riesgo española aumenta y la Bolsa de Madrid cae más que cualquiera de sus homólogas europeas. Es igual. Admito apuestas.

Miren ustedes, ZP no se marcha de Moncloa si no le echa la Guardia Civil. Por tanto, ni va dimitir, ni va a formar un Gobierno de concentración (no campo, Gobierno) ni convocará elecciones. El razonamiento es muy claro: si dimites te pueden aceptar la dimisión, si formas un Gobierno de concentración no te dejarán concentrar el poder y si convocas elecciones puedes perderlas. Por tanto, lo que toca es aguantar como un campeón: lo importante no es que los españoles se vayan a freír espárragos, sino que no se vaya Zapatero. El plan de ZP es aguantar hasta el final de la legislatura, que dos años en política son larguísimos y, además, no hay crisis que 100 años dure.

Eulogio López

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