Sr. Director:
A veces ante tanto ataque a la Iglesia como institución y a las personas que la componen pienso que malgastamos nuestra fuerza y nuestras buenas intenciones en actitudes e irritación y crítica, que no conducen a nada y todo sigue igual, se nos va la fuerza por la boca.

 

Hay que serenarse para enfrentarnos a tantos problemas por una actitud eficaz y sobre todo cristiana. Y se me ocurre que lo primero y lo más importante es que lo veamos todo a través de la oración, una oración que sea de escucha, de ver que nos pide Dios a cada uno para defender nuestras creencias en los campos que está siendo atacada que son todos. Para saber defender el honor de Dios con frase de un santo de hace mucho tiempo.

La oración por la vida, esa vida que quiere nacer y no la deja, ha sido intensa este año pasado. Tiene que continuar y además ayudada por elementos que demuestren al mundo que la defendemos no sólo con palabras, como dice el refrán a Dios rogando y con el mazo dando.

Oración por la educación para que no enturbie la mente de los niños y les quite la inocencia hablándoles de sexo antes de tiempo. Haciendo que algo dado por Dios que debe ir unido al amor y al respeto se convierta en un acto sucio y egoísta complemento de una noche de sólo copas en el mejor de los casos.

Hay, que rezar más, pero todos. Los que están en vanguardia y los que están en retaguardia. Tenemos que rezar haciéndole preguntas al Señor que es en frase de Monseñor Martínez Camino: Dios en el cielo y Dios en el suelo. Ver en esa oración que podemos hacer para aliviar las necesidades de todo tipo en que a veces nos encontramos personalmente o nuestra familia y siempre la sociedad, más protegida en muchos aspectos por las leyes vigentes y por las que se están tramitando.

Oración de peticiones, pero también de escucha. La oración no es un monólogo, es un diálogo y una alabanza a Dios que hace cosas grandes en nosotros como cantó la Virgen cuando visitó a su prima Santa Isabel.

El Magníficat es el mejor cántico de alabanza que han oído los siglos y es un canto sencillo, humilde porque confía en Dios, así debemos rezarlo nosotros si queremos ser eficaces.

Piedad Sánchez de la Fuente