Sr. Director:

En estos días hemos visto rostros de hombres duros y marcados por África.

No eran inmigrantes negros que dejaban su piel en el desierto o en las alambradas de los enriquecidos en busca de una vida mejor. Eran  intrépidos pilotos  blancos en busca de fama y aventura, que dejan sus huellas  y polvo en la dolorida África.

Una vez mas el Rally Dakar sé ha cobrado la vida de dos niños. Estos no han muerto intentando saltar nuestros muros, ni ahogados en el mar o por culpa de una destartalada patera. Han muerto en su pueblo, en su casa, atropellados por vehículos millonarios sedientos de gloria. Tengamos en cuenta que la inscripción, las modificaciones de los vehículos, las  pruebas de los mismos en el desierto, la gasolina, desplazamientos, etc., cuesta unos  214.205 euros. Muchos equipos llegan hasta los 5 millones de euros.

Y yo me pregunto, ¿cómo sería un  mundo al revés? ¿ Cómo reaccionaría nuestra ciudadanía si intrépidos pilotos negros pasasen por nuestros pueblos y ciudades levantando por el aire piedras, polvo y personas, luciendo sus ultimas modernidades y tecnología? ¡Qué no haríamos si alguno de ellos matase a una de nuestras hijas o hijos!.

A mí personalmente todo esto me parece un insulto, una vergüenza, otra forma moderna de hacer violencia, además de abuso  para con todas las africanas y africanos a los que no les dejamos ni asomarse a nuestra riqueza.

Algunos dirán que los  gobiernos africanos dan los permisos pertinentes  para que se celebre esta locura, pero ¿qué le queda a la ciudadanía de todo esto? Creo que lo mejor sería preguntar directamente a los padres de esos niños.

Juan Carlos Vázquez Velasco

carlosnika@euskalnet.net