Ni Núñez Feijóo en España ni Geert Wilders en Holanda han conseguido formar gobierno
Entre tanta guerra y tantos actos terroristas se nos está pasando una constante que ha prendido en Europa: los que ganan las elecciones no gobiernan. Dos ejemplos: España y Holanda.
Ni Núñez Feijóo en España ni Geert Wilders en Holanda han conseguido formar gobierno: el Frente Popular, con alianzas antinatura, en versión naranja o íbera, se lo ha impedido. En España, el frente popular del Sanchismo superaba las fronteras del de 1936 porque no sólo abarca a socialista, comunistas y separatistas sino incluso a los proetarras de Bildu.
El Frente Popular de 1936 renace en Europa. Recuerden: era la suma de socialistas, comunistas, anarquistas (hoy woke de la ideología de género) y, o bien separatistas, o bien verdes, según países
Sí, el Frente Popular de 1936 renace en Europa. Recuerden: era la suma de socialistas, comunistas y separatistas. Hoy a todo lo anterior se suman los verdes, nacionalistas, feministas y oenegeros varios. El frente progre, también hoy presente, según países. Y también hay anarquistas, sólo que de otro signo: suelen ser anarquistas sexuales, los de la actual ideología de género, los woke.
Seguimos con la subversión de los resultados electorales. En el siglo XXI la cosa es aún peor porque la progresía, tanto de izquierda como de derechas, ha conseguido que todo principio cristiano resulte ultra. Y en democracia puede permitirse todo pero hay cosas que no se pueden permitir.
En el siglo XXI la cosa es peor porque la progresía, tanto de izquierda como de derechas, ha conseguido que todo principio cristiano resulte ultra. Y en democracia puede permitirse todo pero hay cosas que no se pueden permitir
Y el asunto no acaba ahí. Ahora, en Europa y América, no sólo empiezan a ser repudiados los cristianos, sino también los liberales, también son ultras. Recuerden a Javier Milei.
Aquí sólo sobrevive el políticamente correcto. Pues lo grave es que Europa es hija del cristianismo y de la propiedad privada como síntoma de libertad. No sé yo, pero el asunto empieza a resultar un tanto preocupante, no para el cristiano, no para el liberal, sino para Europa y para la democracia.