Son palabras de Agustín de Hipona. En efecto: "No hay riqueza más peligrosa que una pobreza presuntuosa". El asunto puede aplicarse a la polémica que han mantenido el centro de estudios FUNCAS, tradicionalmente conservador, pero ahora controlado por el ex secretario de Estado socialista, Carlos Ocaña (en la imagen), con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Mariano, desde Panamá, estaba cabreado porque considera que en su reforma del IRPF hay rebajas para todos (para los ricos no, pero supongo que eso molesta a pocos) y que el ahorro fiscal, el dinero que los contribuyentes ya no ingresarán en Hacienda sino que se quedará en su bolsillo, es de 9.000 millones de euros, mientras Ocaña lo cifraba en 5.400. Y claro, eso resulta de lo más molesto.

Tiene razón Rajoy en que FUNCAS ha ido a buscarle la vuelta de tuerca (que no de Tuerka, eso es Podemos). Pero no debería ser presuntuoso don Mariano. En primer lugar, porque, y a lo largo de dos años, don Mariano nos devolverá a la casilla de salida, la que él inauguró un 1 de enero de 2012 con un subidón de impuestos que nadie podía esperar en un partido que se dice liberal y que no lo es en absoluto. No entro a discutir si no tenía que hacerlo, pero le recuerdo que estamos en el tercer año de legislatura y que volveremos a la casilla de salida cuando haya terminado su mandato.

En cualquier caso, quien gana dinero no tiene problemas con el fisco. El problema es el que no lo gana, el que no tiene empleo o trabajo. La urgencia fiscal española es doble: Rajoy tenía que bajar el IRPF, que grava el salario, y tenía que reducir los impuestos laborales, sobre todo las cuotas, que gravan el empleo. Ha hecho lo primero, y no mucho, y apenas ha tocado lo segundo, salvo con esa tarifa plana tan, tan pobre, que con ella no vamos a sitio alguno.

Las cuotas sociales eran la prueba del fuego para un político con coraje, pero entre las innumerables virtudes de Rajoy, no se cuenta la valentía. Rajoy se dedica a la sociología política. Porque las cuotas financian las pensiones y esta es una sociedad envejecida. Precisamente, ese es el problema insoluble de la economía española: la baja natalidad.

Así que, señor Rajoy, no tiene usted motivo alguno para enfadarse por lo de FUNCAS, por más que Carlos Ocaña dispare con bala. Es usted un pobre presuntuoso que quiere pasar por rico generoso. Y eso es muy peligroso. Ya se lo dijo San Agustín.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com