Dentro del Ómnibus Ley de Economía Sostenible, un cajón de sastre lleno de inutilidades, se ha metido la reforma de las pensiones, o al menos se ha querido ligar la famosa reforma al nuevo modelo del Gobierno, que nadie sabe lo que es pero del que sí sabemos, lo ha dicho la vicepresidenta económica, Elena Salgado, es que va a crear mucho empleo.

En cualquier caso, el Gobierno español con esa predisposición que tiene a aceptar hoy lo que negó ayer ya habla de ampliar el cómputo para cobrar una pensión desde los 15 años hasta -estación término- en toda la vida laboral.

Y esto es bello e instructivo, porque viene a confirmar que cada vez que un político habla de reformar el sistema de jubilación nos está diciendo que va a bajar su cuantía. Bueno no lo dice, de hecho, es lo único que no dice, pero es lo que hay.

Nos mienten claro, pero me temo que ninguno tendría el valor de no mentirnos porque saben que, en efecto, las pensiones están llamadas a bajar. La razón es muy sencilla: no hay niños. Occidente ha renunciado a tener hijos quizás por los bajos salarios, los altos impuestos y la carestía imposible de la vivienda, por lo que la pirámide demográfica se ha invertido. Y eso no hay quien lo arregle.

Bueno, en la mañana del jueves la vicepresidenta económica, Elena Salgado, tuvo una idea genial: retrasar la edad de jubilación.

Quizás por ello, la prestación más importante que se puede solicitar hoy -y que ya se practica, son ese nombre u otro, en muchos países de Europa: el salario maternal. Pagar a una mujer por tener hijos, que es lo que más necesita la sociedad. Y recordemos que el salario maternal no es una prestación, sino una contraprestación, no es un subsidio ni una limosna: es de justicia para que la mujer no quede discriminada frente al varón en el mundo laboral.

Eulogio López

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