Ya hemos informado que la estrategia del PP en la negociación de la reforma del Estatut catalán ha sido la de aplicar un perfil bajo : propuestas y escritos de carácter técnico que apuestan por mantener la situación actual. Los populares no han defendido un proyecto concreto, sino más bien la conservación del actual status quo competencial e identitario.

Según algunos analistas, la estrategia se basaría en la misma practicada por Rajoy a nivel nacional: perfil bajo a la espera de buena suerte. Desde el PP catalán se espera que el Estatut fracase, que el tripartito se vea abocado a la convocatoria de elecciones anticipadas y que el PP pueda arañar algunos votos españolistas del PSC desencantados y también algunos votos convergentes si la coalición nacionalista se deshace como un azucarillo.

En este escenario, pasaría de 15 a 17 o 18 diputados y se convertiría en la llave de la próxima legislatura, de la misma forma en la que lo es ERC ahora. Un escenario mucho más pacífico para el gobierno Zapatero que incluso podría apoyar la estrategia. El único problema -además de la necesidad de esperar a que soplen vientos favorables- es que Piqué no goza de apoyo en las bases del PP catalán. "La fidelidad a Piqué se puede contar con una sola mano" apuntan a hispanidad.com miembros del PP catalán.