Francisco González, presidente del BBVA, está dispuesto a vender la piel del oso antes de cazarlo. A pesar de las exultantes titulares sobre el gran triunfo del BBVA en la Junta de Accionistas celebrada el sábado, lo cierto es que la entidad española obtuvo un 37% de los votos frente al 32% del contrapacto que lidera el constructor Francesco Caltagirone al parecer, FG siempre se enreda con constructores). No sólo eso, aunque el BBVA consigue la mayoría en el Consejo de Administración, un tercer grupo, liderado pro el Monte de Paschi di Siena, que representaría más del 8% del total del capital, también se ha hecho un sitio en el Consejo. Y el BBVA está obligado a que su OPA supere el 59% del capital.

A partir de ahí pueden suceder dos cosas: que el contrapacto consiga que el BBVA mejore su oferta (una acción por 5 de BNL) cosa que su representante, Manuel González Cid ha negado, o que los italianos decidan acudir a la OPA y pedir un asiento en el Consejo de la entidad resultante: el nuevo BBVA. Y, desde dentro, comenzar la labor de oposición. Ahora mismo, el mercado apunta por una solución amistosa, que marque un final acordad el dinero para el contrapacto y el poder para FG. Éste tiene la última palabra.