Interesante biopic histórico que recuerda la olvidada figura del político sueco Dag Hammarskjöld a quien, en 1961, cuando sólo le quedaba un año como secretario general de Naciones Unidas, antes de poder retirarse, le tocó lidiar con un conflicto cuyo epicentro estaba en la recién formada República Democrática del Congo, donde asumió la tarea de negociar la paz.

No es baladí que salga a la luz la historia Dag Hammarskjöld, cuando han pasado más de 60 años de su fallecimiento y se conozcan que no fue, como se dijo en su momento, de un accidente fortuito de avión. La película narra como este hombre se convirtió en persona “non grata” cuando defendió encarecidamente el fin del colonialismo en el Congo, casualmente con gran abundancia de minas de uranio, y porque fue responsable de las tropas de la ONU en su primera operación bélica. 

Con una soberbia interpretación del actor, Mikael Persbrandt (En un mundo mejor), el film se centra en la figura de este individuo y en las complicadas decisiones que  tuvo que afrontar, siempre rodeado de un pequeño y leal equipo, pero también en su vida personal, aparcada por su carrera política y que aquí justifican porque nunca quiso sacar a la luz sus tendencias homosexuales.

Lo que resulta más triste cuando se contempla este drama, que incorpora alguna imagen documental de la época, es que se constata que nada ha cambiado desde hace décadas en África: con un mal endémico: dictadores que sólo persiguen aprovecharse de los recursos naturales y, en el caso del Congo, con una riqueza que nunca repercute en la mejora de las condiciones económicas de sus ciudadanos. Y de naciones del Primer Mundo que se aprovechan de esa situación en su propio interés.

A pesar de su indudable calidad, posiblemente este film sólo se estrene en cines de Versión Original.

Para: los que quieran ver una excelente película del pasado reciente.