Todavía hay ingenuos que consideran que los altísimos precios del barril de crudo se deben a puntas de demanda y a una China emergente que no deja de consumir materias primas, también petróleo. Naturalmente que eso tiene su influencia, pero no explica que el crudo se sitúe por encima de los 50 dólares y que los más agoreros amenacen con poner el tope en los 80.

No, en las grandes petroleras se habla también del efecto Chávez. El semi-dictador venezolano está empeñado en ralentizar la producción y provocar una convulsión mundial que ponga Occidente a los pies de los países productores de petróleo. Al fin y al cabo, todos sabemos que si existe un mercado imperfecto, ese es el del crudo. Para Chávez, el petróleo no es una materia prima: es un arma.