No quiero ser pesado pero debo insistir: no creo en las conspiraciones. En la sociedad de la información, donde se trabaja en tiempo real y se vierte el trabajo en Internet, la conspiración ha sido sustituida por algo mucho más peligroso: el consenso. Una vez creado el consenso puedes echarte a dormir. El poder ya no conspira, impone tópicos que se multiplican por la red de redes y la imagen acaba por crear la realidad.

El candidato republicano Mitt Romney (en la imagen junto a Obama) parece haber ganado el primer debate frente a Barack Obama para las presidenciales de noviembre. Con Mitt como modelo de lo que no se debe hacer, puso a España de ejemplo: déficit público desbocado tras ocho años de zapaterismo. Y como bien le ha recordado Dolores de Cospedal, España no tiene la máquina de hacer dinero, como Estados Unidos, que ha inundado, así mismo, al mundo entero, en un océano de liquidez.

En cualquier caso, la CBS, el New York Times, el Wall Street Journal, Financial Times, la prensa alemana -la seria y la sensacionalista- es decir, los creadores de imagen del mundo anglosajón han entrado en consenso contra España. Sus medios manipulan la realidad española que, si bien no es buena, no puede resumirse en hambrientos buscando comida en los contenedores de basura. Para eso, podrían tomar imágenes de los alrededores de Wall Street, capital mundial del capitalismo, y encontrarían imágenes iguales o peores.

El mundo anglosajón es calvinista y financista y siempre ha sentido un odio visceral, por razones religiosas, hacia la hispanidad, que es católica y más liberal que capitalista, más partidario de la propiedad privada pequeña que de la propiedad fiduciaria propia del capitalismo.

Lo diré de otra forma: se ha puesto de moda pone a parir a España.

Lo malo es que España es cainita y ahí sí que nos llevan mucha ventaja. Por eso, los políticos, y los medios, anglosajones, predican, apoyan, no a los catalanes, sino al nacionalismo catalán.

Y en cualquier caso, no pasaría nada si todas las críticas de los anglosajones a España se toparan con una España unida frente al consenso calumnioso. Pero ocurre justo lo contrario: cualquier crítica a España es aprovechada por la oposición socialista para masacrar al Gobierno (conste que algo parecido hacia el PP con el gobierno anterior) o con las críticas nacionalistas al conjunto de la nación, perdón, del Estado.

El enemigo no está fuera, está dentro.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com