• Se repite otra jornada de protestas en más de 60 ciudades por la desaparición de los 43 estudiantes y por la ineficacia del Ejecutivo central.
  • La mancha de corrupción, delincuencia y crimen organizado impide que no haya todavía una versión oficial sobre el macabro caso. 
  • Hasta el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, ha reconocido que la inseguridad se ha vuelto un factor de "desincentivación". 
  • Peña Nieto trata de recuperar la iniciativa política y para ello recientemente anunció un plan para combatir el crimen organizado.
  • Pero a los mexicanos no les basta: los manifestantes vuelve a exigir la dimisión del presidente. 
Días complicados para el presidente de México, Enrique Peña Nieto (en la imagen), del PRI, en el segundo aniversario de su llegada al Gobierno.

Y es que el caso de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala (Estado de Guerrero), en un suceso en el que el crimen organizado actuó en connivencia con los poderes públicos -la policía local y el alcalde de Iguala- ha conmocionado al país y ha puesto en el primer plano de la actualidad que el de la inseguridad es uno de sus principales problemas, ligado al narcotráfico y a la corrupción.

Hasta el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, ha reconocido que la inseguridad se ha vuelto un factor de "desincentivación" y su última encuesta revela que ya es percibida como el principal problema económico entre los analistas. Algunos indicios, como la caída del 60% del turismo en Acapulco (en el violento Estado de Guerrero), advierten de la magnitud que puede adquirir esta bola nieve, recogió El País. 

Conviene recordar los hechos: los estudiantes, pertenecientes a una escuela rural de magisterio, desaparecieron después de que el alcalde de la ciudad ordenara a su policía detenerlos para que no irrumpieran en un acto público de su esposa. Los agentes los entregaron al grupo criminal Guerreros Unidos quienes los habrían asesinado, quemado y arrojado al río, según confesaron a las autoridades federales. Sin embargo, las investigaciones no han arrojado una conclusión definitiva de lo que sucedió.

Desde entonces, Peña Nieto trata de recuperar la iniciativa política y para ello recientemente anunció un plan para combatir el crimen organizado, en el que destaca la eliminación de las policías locales, muchas veces corruptas y compradas por los mafiosos.

La nueva estrategia de seguridad también incluye un plan para impulsar el desarrollo del sur de México, que beneficiará a los estados de Guerrero, Chiapas, Oaxaca y Michoacán, que presentan altos niveles de pobreza y violencia. En estas regiones se crearán zonas económicas especiales, habrá trato fiscal especial para productores del estado, un plan emergente de empleo temporal, créditos adicionales para las pequeñas y medianas empresas, entre otros.

El mandatario también recordó que en lo que va de su Administración, que comenzó el 1 de diciembre de 2012, ha promovido distintas reformas y proyectos para transformar y modernizar el país, incluidas tres reformas constitucionales.

Pero a los mexicanos parece no bastarles. De hecho, ayer lunes tuvo lugar una jornada de protestas en más de 60 ciudades del país por la desaparición de los estudiantes y por la ineficacia del Ejecutivo central.

Los asistentes exigieron la dimisión del presidente Enrique Peña Nieto e incluso uno de los estudiantes de la Normal criticó el discurso del mandatario de la semana pasada, cuando dijo que el caso involucraba a todos.

Además, la popularidad de Peña Nieto ha llegado a su nivel más bajo cuando cumple dos años en el poder, revelaron dos sondeos.

Así pues, corren malos tiempos para el PRI y para Peña Nieto...

José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com