Tres patas constituyen la mesa del desastre económico del Gobierno Zapatero en su política económica empresarial, de la que nadie habla pero tiene su importancia.

La primera, sin duda, la deslocalización de empresas. Desde que accedió al poder, en 2004, se aceleró el proceso de concentración de compañías en sectores estratégicos, especialmente en los cuatro de la fama: banca, energía, telecomunicaciones e información. Zapatero no ha sabido defender a las empresas españolas que han resultado tomadas por empresas europeas, con lo que España ha perdido capacidad de decisión de inversiones. También en el sector informativo, donde estamos siendo colonizados, especialmente por los italianos de Mediaset y Rizzoli.

Energía: la obsesión ecologista ha servido para que España pague los platos rotos de molinillos y, sobre todo, energía solar, con lo que hemos gastado en subvenciones el dinero que no teníamos, hemos cerrado el paso a la energía nuclear y al carbón (aunque éste último seguimos pagándolo a precio de oro, entre las subvenciones al ineficiente carbón nacional y los derechos de emisión, y la aniquilación, que no reforma, de las cajas de ahorros, verdadera estupidez supina que nos va salir por un quintal, además de regalar el mejor instrumento financiero español a los nuevos buitres del capitalismo financiero. 

El día 26 ZP volverá a reunir a los grandes empresarios en Moncloa. A lo mejor lo que le piden es que no haga nada. O quizás, que haga la reforma laboral que proponen, la del despido subjetivo, pero casi mejor que no les proteja.

Y el problema es que, cuando pierdes una empresa, resulta muy difícil recuperarla. Y cuando te has comprometido a subvencionar un sector como la carísima energía solar por varios lustros, ya no hay forma de dar marcha atrás, porque las arcas están vacías. El que venga detrás, que arree.

Eulogio López

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